La deuda de los baleares crece" puede ser un titular negativo o positivo. El incremento del endeudamiento de los isleños tras casi una década de reducción se lee hoy, lo hace el economista Antoni Riera, como una apuesta por la inversión empresarial en sus negocios porque las expectativas son favorables. Si los empréstitos solo se destinaran a la especulación, a salvar situaciones desesperadas o se concedieran con la alegría de los años de la burbuja inmobiliaria estaríamos cavando de nuevo nuestra fosa.

La extraordinaria serie 'Los Medici' termina con el semifallido atentado del 26 de abril de 1478 en el Duomo de Florencia. Giuliano muere apuñalado, pero su hermano Lorenzo, conocido como El Magnífico, sobrevive, acaba con sus rivales, los Pazzi, y es aclamado por los ciudadanos.

Es su momento de gloria, pero también el de la decadencia. Buena parte de su fortuna se había destinado a las conjuras políticas, a establecer alianzas con sus vecinos del norte y a defenderse del papa Sixto IV. Se había endeudado más allá de lo razonable para proteger a artistas como Botticelli o Leonardo Da Vinci y para fomentar la creación hasta convertir sus dominios en el foco desde el que irradió el Renacimiento. Del cielo al infierno por culpa de los préstamos a alto interés que se vio obligado a concertar. Su lema era "el dinero para conseguir el poder, y el poder para guardar el dinero".

El dinero para crecer, el dinero para hundirse. Podría ser el lema de los Medici adaptado a nuestros días. El problema, lo deja claro la información, no es endeudarse. Ningún gran avance se ha producido sin financiación. Las cuestiones son ¿para qué?, ¿cuánto?, ¿en qué plazos?, ¿a qué interés?... Sigamos endeudándonos si es necesario, pero sin perder la cabeza. No convirtamos una buena opción económica en un dislate.