Més per Mallorca está al borde de la fractura. La negociación del cuarto pacto con el PSOE ha puesto al partido ecosoberanista a punto de una "guerra civil", según describe uno de sus dirigentes. El terremoto político de enorme intensidad, con el epicentro en la calle Isidoro Antillón de Palma, propaga su onda expansiva hasta el Consolat y sacude los cimientos de Bellver, cuyos acuerdos de gobernabibilidad están aún por estrenar. A su paso, se lleva por delante la fiesta de la reelección del cuarto Govern del Pacto, el primero consecutivo en la historia.

La implosión de Més provocó ayer que el nuevo Ejecutivo de Francina Armengol se estrenara con su primera crisis de gobierno, justo el día de la investidura. Los dos consellers de Més ya acordados con PSOE y Podemos -Fina Santiago y Vicenç Vidal- saltaron por los aires al ser vetados por la dirección de su propio partido-. Con igual estrépito cayó quien iba a ser el nuevo senador autonómico, Miquel Ensenyat.

Sin embargo, la situación caótica de Més impide vislumbrar todavía quiénes son los vencedores y los vencidos. "Esto no acabará así", advertía a media mañana de ayer Ensenyat, evidenciando la fortísima tensión interna desatada. "Estoy perpleja", abundaba Fina Santiago. De inmediato, llegaba la réplica terminante de Bel Busquets y Guillem Balboa, líderes de Més y de la defenestración: "Esta ejecutiva considera que se necesita afrontar de forma urgente una renovación, tras cuatro años de crisis y de un resultado electoral que debemos saber leer".

En una decisión de calado, Busquets y Balboa decidieron el martes vetar la continuidad en el Govern de Fina Santiago como consellera de Asuntos sociales; de Vicenç Vidal, como conseller de Medio Ambiente; y la entrada de Miquel Ensenyat al Senado. El acuerdo fue refrendado posteriormente por toda la dirección, con la excepción de Biel Frontera y Carles Gonyalons, ambos directores generales del Govern y alineados con Santiago.

La medida no ha tenido marcha atrás. "Era esto, o el suicidio", sentencia un dirigente de Més sobre la situación crítica a la que se había llegado internamente tras la autoproclamación de facto de Santiago, Ensenyat y Vidal para los tres cargos mencionados, después de una negociación con el PSOE que ha dejado un sentimiento de humillación entre las bases. "Ninguno de ellos es de futuro", remacha otro miembro de la cúpula, por lo que "había que renovar o no íbamos a ninguna parte".

La historia de este desencuentro empieza el pasado jueves 20, en la asamblea de militantes de Més celebrada en CCOO. Por un 53% de los presentes, este órgano acordó aceptar el reparto de conselleries que en la práctica implicaba colocar a Santiago, Vidal y Ensenyat, además de sus afines. En mayor o menor grado, todos ellos habían participado en las negociaciones para alcanzar con los socialistas el Acuerdo de Bellver. Profundamente preocupados por lo que estaba acontenciendo -"estábamos diciendo a nuestras bases, descontentas con el trato que nos dispensaba el PSOE, que solo íbamos a salvar los cargos", apunta una de las fuentes citadas-, un grupo de "históricos" del partido optaron por maniobrar.

"Esto es un desastre"

Así, la noche del lunes 24, mientras muchos políticos mallorquines festejaban Sant Joan en Ciutadella, se organizó un encuentro de dirigentes actuales y del pasado en Llubí. El anfitrión fue el exconseller de Movilidad en el tercer Govern del Pacto, Biel Vicens. Otro de los que llevaron la voz cantante fue el presidente de la Comisión Balear de Medio Ambiente, Antoni Alorda. Balboa y Busquets acudieron a la cita, también Ensenyat.

"Esto es un desastre, tenemos que hacer algo o nos vamos a pique", sentenciaron a coro los promotores del 'aquelarre'. Tras compartir muchas opiniones, los reunidos dieron por perdida la primera batalla ante el PSOE -procurarse áreas de peso en el nuevo Govern-, pero rechazaron resignarse a perder las siguientes. Busquets y Balboa se marchan pensando que había que actuar y mandar al trío a casa, para en su lugar poner nuevos nombres del partido de cara a 2023.

El martes por la mañana, se precipitan los hechos. Los coordinarores de Més citaron en la sede de la calle Antillón de Palma a Santiago, Vidal y Ensenyat. De uno en uno, fueron entrando a un despacho, donde se les comunicó el cambio de que no se contaba con ellos para ser consellers y senador autonómico, respectivamente. "Fue humillante", censuran las formas desde el entorno de uno de los damnificados.

La reacción de los tres interesados no fue buena, especialmente la del conseller en funciones de Medio Ambiente, Vicenç Vidal. El diputado Jose Ferrà, aliado de Vidal y Ensenyat, montó en cólera. El golpe de efecto de Busquets y Balboa provocaba un triple destrozo de planes: por un lado, el llamado clan de Esporles quedaba totalmente noqueado -Vidal tendría que quedarse en el Consell de Mallorca, y Ensenyat como diputado raso del Parlament-.

Los segundos perjudicados eran Santiago y sus acólitos; pero luego estaban los daños colaterales, como frustrar las intenciones del conocido miembro de Més Joan Mas Collet -una institución en Montuïri, su pueblo, y Algaida, donde vive- de acceder a un escaño si Ensenyat y Santiago renunciaban a ser diputados para irse al Govern y al Senado, teniendo así que correr la lista.

Con la crisis desatada, el miércoles se convocó una segunda ejecutiva, con el objetivo de aprobar los nuevos consellers y el senador. No fue posible por el elevado tono, así que se pospuso a hoy viernes. No obstante, al trascender lo ocurrido, ayer mismo por la noche la cúpula se vio de urgencia. Al cierre de esta edición, no se había alcanzado el consenso para digitar a los nuevos elegidos, a fin de que Armengol pueda nombrarlos la semana entrante.

Armengol, reelegida

La crisis en Més marcó la jornada de ayer, pero no afectó a la reeleción de la presidenta. Armengol superó la investidura con el apoyo entre otros de los cuatro diputados de Més, mientras que el PSOE acudía con estupor a la guerra intestina entre sus socios. Muchos ecosoberanistas señalan sin ambages a los socialistas como responsables en parte de esta contienda, al considerar que han sido poco generosos en el reparto. "Con su postura de superioridad, el PSOE no ha ayudado", señala un dirigente ecosoberanista. "¿Tenemos nosotros la culpa de que sean unos inmaduros?", se defienden desde el bando socialista, donde hay malestar porque sus socios no les dejan disfrutar la fiesta de haber derrotado a la derecha una legislatura más.

A la espera de los acontecimientos, ayer se daba por sentado que los defenestrados se movilizarán para fulminar ahora a Busquets, Balboa y de paso el resto de la dirección que ha apoyado su veto. Buscan apoyos entre las agrupaciones locales de Més para que una asamblea de simpatizantes cese a la cúpula en represalia. La no asimilación de los malos resultados del 26M, y el dilema hasta ahora nunca resuelto de si Més quiere realmente ser Més, o solo el PSM, el quid de esta nueva crisis.