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Combatir el tabú

Después del suicidio

Familiares de suicidas de Balears se agrupan en una asociación y ofrecen su testimonio porque "visibilizar es prevenir"

Jennifer Prata, Maria Francisca Morell, Miquel Oliver, Antònia Maria Llofriu y Tania Salas posan para este diario. b. ramon

"A mí también me costaba decir que se suicidó. Pero ahora ya no, me da igual si a otras personas les da apuro. ¿Cómo murió mi hija? Se suicidó. Y ya está. Cuanto más lo escondamos será peor". Antònia Maria Llofriu habla por ella y por los miles de personas a los que el suicidio de un familiar, pareja o amigo ha trastornado sus vidas. El duelo que sucede a estas muertes se hace más cuesta arriba porque a la pérdida se suman el sentimiento de culpa y el estigma social, dos realidades que abrasan a los supervivientes.

Llofriu forma parte de la Asociación de Familiares, Amigos y Supervivientes por suicidio de Balears (AFASIB), una entidad que echó a andar en agosto de 2018 con la misión de apoyar a quienes se han visto afectados por el suicidio de un ser querido y dar visibilidad a un problema que, pese a provocar más muertes que la carretera, no ha merecido todavía ninguna campaña de prevención como las de tráfico.

AFASIB es iniciativa de Maria Francisca Morell. El suicidio de su hermano en 2017 le sumió en la habitual desorientación y soledad que sufren los supervivientes. Psicóloga de profesión, advirtió un déficit de ayuda especializada para personas en su situación, por lo que decidió crear un espacio común en el que ofrecer apoyo, asesoramiento y empatía.

"Me di cuenta de que no había información cuando mi hermano empezó con tentativas de suicidio. Nosotros pensábamos que estaba pasando por una fase porque no queríamos creer que su sufrimiento podía llegar hasta el punto de querer dejar de vivir. Cuando se produjo el suicidio tampoco recibimos ninguna orientación psicológica. En ese momento algunos buscan por su cuenta un terapeuta y otros no porque están demasiado mal", explica Morell.

"En agosto de 2018 contacté con Red Apis, asociación de Madrid, y nos decidimos a crear una aquí. Lo montamos con cuatro miembros de mi familia y a partir de aquí se fue adhiriendo gente", destaca esta psicóloga. También forman parte de AFASIB Miquel Oliver, Jennifer Prata y Tania Salas, que ofrecen su testimonio convencidos de que prevenir el suicidio pasa por hablar de él.

"Pasas años buscando a alguien que hable tu idioma porque ha pasado por problemas parecidos. La curación no existe, pero sí existe una adaptación a nuevas cosas. A acostumbrarte a que las personas que has perdido ya no están y a enfrentarte a la sociedad, que tiene que darse cuenta de que esto afecta a muchas familias. Las estadísticas están hablando de un tema que era tabú para todo el mundo, empezando por los familiares y acabando por la administración", apunta Oliver.

Superar el estigma

El suicidio incomoda y acarrea un estigma social. "Ves la reacción de tu círculo de amigos, compañeros de trabajo y familiares. Te das cuenta de que están incómodos y a veces no te queda más remedio que cambiar de amistades. No por comodidad nuestra, sino por una incomodidad de ellos hacia nosotros que no han sabido resolver", subraya el miembro de AFASIB. "Hay quienes te respetan con un silencio que nosotros agradecemos; un 'no sé qué decirte' es una ayuda enorme. Lo que es muy difícil de soportar es esa gente que por morbo te pregunta cómo fue, si notamos algo? En ese momento necesitas de todo menos ese tipo de personas, y te vas alejando de ellos", lamenta.

Llofriu asiente. "En el trabajo me preguntaban que cuántos hijos tenía. Yo decía que dos, pero que una murió. Y enseguida te preguntaban qué pasó. Yo contestaba que se suicidó y te pedían perdón. La gente enseguida se aparta, dan un paso atrás", cuenta esta mujer, que pese a todos los obstáculos ha decidido hablar "libremente" del suicidio de su hija.

También Salas sabe mucho de tabúes y prejuicios. "A veces te preguntan cuántos hijos tienes y tú respondes que tienes tantos, pero que tenías otro. Y cuando te preguntan si murió por una enfermedad lo hacen con una sincera empatía. Pero la cosa cambia cuando dices que se suicidó. En ese momento notas el prejuicio que se está formando en la mente de esa persona. Te juzga a ti y a tu familia sin saber nada de lo sucedido", explica.

Muchos supervivientes arrastran además otra pesada carga, un sentimiento de culpa del que no es fácil liberarse. Una forma de aliviar esta carga, apunta Morell, es compartir esa sensación con quien se ha encontrado en la misma situación. "Alivia tener delante a una persona que te escucha y te entiende. Cuando alguien te dice 'yo debería haberle llamado ese día', no hace falta contestar porque yo misma he pensado que tendría que haber llamado. Pero también pienso que no sabremos nunca lo que hubiera pasado porque no fue así, no llamé. ¿Y cómo vas a anticipar algo que no sabías que pasaría? ¿Te tienes que pegar a esa persona mañana, tarde y noche? Como familiar hay cosas que no podrás hacer. Tienes que saber que tú no eres un héroe, ni tienes por qué serlo. Eres una persona que lo hiciste de la mejor manera que pudiste en aquellas circunstancias", expresa esta psicóloga, que recuerda un dato revelador: "Los familiares somos grupo de riesgo. Son muchas las familias en las que después del suicidio se produce un intento de suicidio de algún familiar. A nosotros también nos ocurrió. Pero si familiares y personas cercanas que han sufrido una pérdida están bien atendidas, ya estamos ayudando a prevenir el suicidio", subraya Morell sobre la necesidad de asociaciones como AFASIB.

Suicidio y adolescencia

Advierten de que "cualquier persona está expuesta a vivir un momento de dificultad espantosa que le puede llevar a pensar que no hay solución", pero no siempre se manifiesta en forma de depresión. "Hay suicidios que son inesperados, como el de mi hijo", apunta Salas, alarmada por las cifras de adolescentes que deciden quitarse la vida

"Se ha disparado el suicidio entre jóvenes que no mostraban síntomas de depresión. Trabajo con adolescentes y su gran problema es que tienen menos recursos que un adulto para enfrentarse a las dificultades. Magnifican cualquier pequeña cosa y la primera frustración que sufren en la vida se les hace un mundo. Y suelen ser más drásticos a la hora de tomar decisiones", destaca.

"Buscas un entorno que te ayude a digerirlo. Encerrarte, negarlo, lo va a hacer todo más difícil", sentencia Morell.

Teléfono de contacto de AFASIB: 657716340. Para casos urgentes llamar al 112 o al teléfono de la esperanza: 971461112.

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