—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Dejar la política es más duro que un divorcio?"

—Nunca he estado casada, pero me he separado de parejas y es más duro que dejar la política. Mi proceso de desintoxicación ha sido indoloro y rápido.

—Hace cuatro años negociaba usted un Pacto.

—No fue fácil. Optamos por permanecer fuera del Govern, y ahí está el error actual porque Podemos ha decidido ser comparsa del PSOE como en Castilla-La Mancha, donde ha pasado a cero diputados. Por ser muleta en vez de alternativa.

—Pero ustedes regalaron diez diputados al PSOE durante cuatro años.

—No estoy de acuerdo. Arrancamos mejoras en leyes que el PSOE no estaba dispuesto a modificar. Recuerdo negociaciones durísimas con Marc Pons en la de Vivienda. Fuimos poco ambiciosos porque teníamos disciplina de voto.

—¿Por qué dice que Podemos y Més son zombis?

—Porque al igual que los zombis, Podemos y Més creen que están muy vivos, pero en realidad están muertos. Han sido poco beligerantes y subalternos de un PSOE arrogante que se ha quedado con todo. Ya que entras en el Govern, no te quedes sumido en la irrelevancia. Y la contestación interna de los ecosoberanistas demuestra que están algo más vivos.

—¿Usted si sabía cómo tratar a Francina Armengol?

—Para eso no se necesita tener facultades especiales o ser un animal político, sino mantener ideas claras y convicciones firmes. Armengol sabe muy bien lo que quiere, así que no puedes titubear, venderte barato o a la baja.

—Hoy sería usted consellera.

—Claro que me gustaría ser consellera, pero en un Govern donde pudiera aplicar mi programa, y no en uno del PSOE. Para ocupar conselleries hay que ganar, es un error entrar con los socialistas.

—Si no entras, no desarrollas tu programa.

—Qué ha hecho Podemos en Castilla-La Mancha que no hubiera hecho García Page solo.

—Es difícil dejar de hablarse con el parlanchín Jarabo.

—La relación no es mala en lo personal, aunque su campaña me pintó de Maléfica en un vídeo. A diferencia de Jarabo, no me muevo por los parámetros de perpetuarme o de ocupar cargos. Di la batalla, la perdimos por 53 votos y ya sabía lo que venía, la etapa había terminado.

—¿Cómo es el vicepresidente Yllanes?

—Es un juez. No me llevaba mal con él, aunque tengo carácter y vehemencia. Se dedicó a hablar peor de mí que Jarabo, aunque yo no estaba en guerra con él. Le era incómoda, y no me sorprende verlo de pareja de baile de Armengol, tendrán que aprender a no pisarse los pies. Ideológicamente están ambos ahí ahí.

—Podemos no es lo que era cuando no era.

—Fue algo distinto a lo que es hoy, un partido-movimiento no jerárquico y que huía de los hiperliderazgos de las fuerzas tradicionales. Podemos ha abandonado el 15M, es un hipopartido jibarizado y empequeñecido. Ha envejecido.

—No empezaron ustedes mal del todo, con las kellys.

—Fue uno de los mejores momentos de la pasada legislatura, pero después cambiaron las tornas. Tuvimos problemas internos, como la crisis de Xelo Huertas y Daniel Bachiller. Empezamos a mirarnos el ombligo y esto nos impidió hacer política.

—Hicieron otra política.

—Al principio yo era secretaria política, y tenía más capacidad. Después cambió la orientación, se impuso el no hagamos ruido, no demos quebraderos de cabeza al PSOE, seamos socios leales.

—¿Votó a favor del chalé de Pablo Iglesias?

—La consulta fue un disparate en la que ni participé, porque se tensionó al partido por someter algo personal al escrutinio público. El chalé ha penalizado mucho a Podemos.

—¿Antes esto que un Govern de la Derechísima Trinidad?

—Desde luego, pero no se puede contribuir eternamente a un proyecto que defrauda. El discurso de investidura de Armengol el pasado miércoles constituye una de esas falsas promesas, porque no aborda el monocultivo turístico. Ante la factura que la autopista a Campos ha pasado a Més, puedes preguntarte para quién gobernaban. Es el core.

—Tal vez la izquierda dura ya no es tan necesaria.

—Al revés, la izquierda valiente es más necesaria que nunca en una sociedad que malvive masivamente del turismo, y donde la base de la pirámide es cada vez más ancha.

—Acabamos de contribuir a desmontar una gran ilusión.

—No, sigue siendo importante construir algo que se parezca a aquello que simplemente soñamos, como dice la canción.