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Opinión

Armengol observa

La presidenta anuncia los Observatorios y la "escucha activa" de un Govern contemplativo que ha dejado de ser de izquierdas, palabra innombrable

"Fijar un techo" futuro al turismo de cruceros, lo cual indica que los cinco actuales diarios no son suficientes. manu mielniezuk

El Real Mallorca festeja un vulgar ascenso, Francina Armengol tiene más mérito porque se sucede en el liderato, celebra la continuidad de sí misma. Ningún president lo ha logrado desde Gabriel Cañellas en 1991. Quizás la investida dedicó demasiado tiempo a evocar sus méritos de repetidora, "entonces como hoy subí a esta tribuna..." La nostalgia es un error, además de delatar a una política profesional.

Negociar no es la palabra exacta, porque Armengol ha sabido imponer su voluntad a los socios de Govern con más habilidad que Pedro Sánchez. Salvado el trámite de hechizar a sus vecinos, el discurso de ayer solo determina el estado de ánimo de la presidenta, su impulso (ya que "impulsar" es el infinitivo infinito de su proyecto) para encarar los cuatro próximos años.

Pues bien, Armengol observa. Para ello, qué mejor que crear "un Observatorio que nos permita radiografiar el mercado inmobiliario barrio a barrio". Para eso ya tenemos idealista.com, y hasta el mallorquín menos fenicio domina al detalle los precios de la vivienda en Son Gotleu o Son Rapinya, más menos cien euros. El Observatorio autonómico contribuirá a aumentar los precios del sector inmobiliario, al tiempo. La trampa es garantizar el derecho a vivir en Mallorca de cualquiera que quiera vivir en Mallorca, porque "hemos de caber todos y todas".

La labor observadora de Armengol y compañía se intensificará porque "gobernaremos desde el diálogo y la escucha activa". Hay que precaverse contra un Govern comprensivo que ha dejado de ser de izquierdas, palabra innombrable e innombrada en una hora de discurso PSOE light, sin una sola concesión a Més o Podemos. No importa, los convidados de piedra ovacionaron con el vigor de ordenanza.

El "progreso" neutro se triplica en los tres primeros párrafos, pero la "izquierda" extirpada no compareció en toda la mañana. Los "empresarios" son evocados con insistencia y prioridad, hasta el punto de que deben ser apoyados con "medidas más ambiciosas", respecto a unos trabajadores degradados a "cotizantes" y "puestos de trabajo".

La única ambición proclamada por el Govern de PSOE, Més y Podemos consiste en favorecer al empresariado. Se ha firmado un Pacto peronista, la acusación envenenada de Iglesias contra Errejón. Incluso a la hora de evocar la rutinaria "sensibilidad" paisajística, se omite a los ecologistas satanizados por la izquierda, para destacar que "los defensores" sobresalientes del medio ambiente son "los empresarios del sector". Bueno es descubrirlo, nunca es demasiado tarde.

Los enfoques desviados de un discurso son menos nocivos que sus errores factuales. No se ha producido "la ampliación del Parc de Cabrera" que reivindica la presidenta, sino la enajenación de Cabrera, hoy en las garras de Madrid. La insistencia en reclamar el REB, pues el apartado 86 de los Acord2 de Governabilitat señala que "trabajaremos para desarrollar el Régimen Especial", cuestiona la vigencia de una ley que no debería requerir de esfuerzos adicionales para su aplicación. "Trabajaremos para que funcionen los semáforos".

Desde su atalaya, Armengol observará asimismo el "turismo de excesos", muy alejado del "exceso de turismo" patente, pero también del "todo incluido" que planteaba la exigencia moderada de sus aliados. Hay que quitarse el sombrero ante la redacción tan eficaz como tramposa de "fijar un techo" a las hordas de cruceros. Esta propuesta ha desatado titulares entusiastas, hasta que se advierte que la fijación futura indica que el ritmo actual de hasta cinco hoteles ambulantes diarios se considera aceptable.

El discurso alcanza su tercio de cierre sin la visita de la palabra izquierda. Lo mejor que le ha ocurrido a los acuerdos de Govern ha sido la descalificación a cargo de Vox. Si la derecha mallorquina atesorara un átomo de inteligencia, hubiera acusado a los progresistas que no izquierdistas de apropiación indebida de sus propuestas.

En caso de examinar el volumen de iniciativas del cuarto Pacto que puede ser compartido por la Derechísima Trinidad sin apearse de sus convicciones, se desvelaría una coincidencia al borde de la unanimidad. Empezando por la mención abstracta a la "salud bucodental". Armengol se adentra en la fase de los campeones, que esquivan la discordia para labrarse una dimensión histórica. Es la presidenta de todos, incluso de quienes la han votado.

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