Jaume Matas ha pasado, en nueve años, del "no soy culpable de nada, soy absolutamente inocente" a ser condenado en siete ocasiones por corrupción, con una octava causa pendiente de sentencia. En ese largo periplo no ha tenido más remedio que entonar el "mea culpa" y confesar un rosario de delitos, todo por evitar males mayores.

Matas, de 62 años, tuvo muy mala suerte el día en que se cruzaron en su camino, allá por 2008, el exfiscal anticorrupción Pedro Horrach y el magistrado jubilado José Castro. Esta pareja extrajo petróleo de una causa aparentemente anodina (el sobrecoste del velódromo público Palma Arena), que acabó en 28 piezas separadas donde se ha forjado la perdición y la ruina económica del exministro de Medio Ambiente con José María Aznar.

Cambios de abogado

Para postre Horrach formuló la querella por el amaño del concurso del hospital de Son Espases, que fue investigada por Castro y va a suponer la octava condena contra el expresidente del PP balear. Matas, defendido entonces por Rafael Perera, tuvo que pagar a principios de 2010 una fianza en efectivo de tres millones de euros para librarse de la cárcel tras su primera declaración por el Palma Arena.

En marzo del 201o el político, que perdió su trabajo en Estados Unidos a consecuencia de la retirada del pasaporte, se desquitó, altivo, en una famosa entrevista en IB3 televisión. "Me han destrozado el futuro, me han hecho mucho daño y me he quedado sin trabajo". Así resumió su situación: "Mi juicio ya está hecho sin haber sido juzgado", agregó. "No soy culpable de nada, soy absolutamente inocente".

"No tengo nada que ocultar", clamó Matas. "Han violado mi intimidad y privacidad" por la investigación sobre su patrimonio, incluido el famoso palacete de la calle Sant Feliu, apostilló.

Nueve años después, y tras cambiar dos veces de abogado (Antonio Alberca sustituyó a Perera y Josep Zaforteza relevó al primero), Matas arrastra tres condenas de cárcel que ha cumplido o cumplirá, una cuarta de privación de libertad que deberá asumir, dos condenas de inhabilitación y otras tantas de multa.

La copa medio llena es que la fiscalía anticorrupción y la abogacía del Govern llegaron a reclamar para él penas de varias decenas de años de cárcel. La copa medio vacía es que el dos veces president del Govern ya lleva cumplidos un año y nueve meses de privación de libertad y todavía le queda bastante tiempo entre rejas.

Tres prisiones

El expolítico conservador ha conocido así las prisiones de Segovia, Aranjuez y Palma, donde ha estado de forma temporal.

Por el caso Alemany cumplió 9 meses y un día; por Nóos fue sentenciado a 3 años y 8 meses (de los que ha pasado ya encerrado un año); y por Son Espases calcula cumplir entre 4 y 9 meses efectivos de privación de libertad. La última mala noticia ha sido la condena del Supremo por tráfico de influencias en la Óperacondena del Supremo por tráfico de influencias en la Ópera, una sentencia que puede repercurtir en Son Espases, donde el expresidente del PP niega ese delito.

La estrategia de Matas, bien asesorado por Josep Zaforteza, ha sido no pactar un acuerdo global con anticorrupción e ir partido a partido, juicio a juicio.

En el caso Nóos hizo un "medio acuerdo" y vendió su palacete para minimizar la pena, pero no evitó casi cuatro años de cárcel. Después, empezó a pactar algunas piezas separadas, reconociendo eso sí solo delitos de prevaricación (con pena de inhabilitación) y negando acusaciones más graves.

Matas saca la calculadora y suma y resta días de estancia en prisión. Para salir antes de la celda hace cursos de inglés y lo que haga falta. Su patrimonio lo ha perdido y si le queda algo servirá para indemnizar al Govern con 1,2 millones por el caso Ópera, donde también tiene que pagar una multa de un cuarto de millón. En Son Espases se juega una multa de 31,6 millones y entre 8 y 9 meses de cárcel efectiva.

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