Quim Torra viajó a Palma dos fines de semana atrás, en compañía de su esposa Carola Miró y escoltado por dos Mossos d'Esquadra. Su anfitrión era el cirujano mallorquín Antonio de Lacy, que estos días vuelve a encabezar otra clasificación de los mejores médicos españoles. El viaje privado incorporó actos semioficiales que descubrieron una faceta inesperada del president de Cataluña.
En resumen, hubo votantes mallorquines de Vox cautivados por el encanto de un president "que en persona es más guapo, más delgado y más gracioso". En la visita por la Palma antigua asombró a sus cicerones por el exhaustivo conocimiento de la ciudad. También disertó en la Catedral, que era su destino final y que tenía memorizada, con la capilla de Sant Pere de Miquel Barceló como objetivo final.
El momento cenital del fin de semana palmesano de Torra era su visita personal a Barceló, acostumbrado a recibir a Zapatero, a Juan Carlos de Borbón, a Felipe de Borbón y Letizia o a Catherine Deneuve. La cita tuvo lugar en el tejar de Vilafranca que el artista ha habilitado como su taller de cerámica. El creador y el político se entendieron a la perfección, según suele ocurrir en los encuentros entre dos personas acostumbradas a disimular su inteligencia. El diálogo llevó pronto a una propuesta concreta y en persona del president de la Generalitat para que el mallorquín realice una intervención en Cataluña.
En su encuentro con la alta sociedad isleña, Torra observó como una estupenda señora de apellidos Mas y Pujol insistía en llamarle "Molt Honorable". A lo cual replicó el president que "tú eres doblemente Molt Honorable, por Pujol y por Mas". Pasando a las artes menores, Mar Rescalvo tuvo que dimitir como gerente de la Orquestra Simfònica por Més tras encargar un estudio esotérico sobre el público orquestal. Ahora debuta como gerente de la galería suiza Hauser&Wirth en la Illa del Rei menorquina. Los contratos a dedo aprietan pero no ahogan.
Paseo por el aeropuerto de Londres con Ella, en mi visita mensual. Se le acerca de repente una funcionaria de la Policía de Fronteras, uniformada de la cabeza a la falda de color oscuro. Le entrega el folleto pulcramente editado que hoy nos ilustra, bajo el estridente título de "¡No dejes que tu trabajo de verano soñado en Mallorca se convierta en una PESADILLA!" El texto señala a continuación que "En 2018, el 80 por ciento de los presos de Mallorca eran antiguos trabajadores veraniegos en la industria de los bares y restaurantes".
El Foreign Office detalla los truculentos manejos de empresarios mallorquines desaprensivos que "confiscan" el pasaporte de los jóvenes empleados, con la excusa de "guardarlo en la caja fuerte". A continuación extorsionan a los ingleses, "lo cual llevó a algunos a verse involucrados en actividades criminales incluido el narcotráfico, acabando en la cárcel". Se adjunta una batería de "Consejos de seguridad para el trabajo veraniego". Tras una somera lectura, Ella le devuelve el folleto a la funcionaria policial, con un escueto:
—No se preocupe, mi acompañante tiene más contraindicaciones que "un trabajo de verano soñado en Mallorca".
La policía asiente comprensiva. Tal vez debería sentirme halagado, por lo menos hasta que Ella me sugiere que prefiere llevar personalmente su pasaporte.
Mahler revisitado por Gustavo Dudamel en Formentor al frente de la Filarmónica de Múnich y del Orfeó Català es el concierto del año en la isla, con las localidades más cotizadas a mil euros. Sin embargo, los melómanos estamos más interesados por la noticia de que el director venezolano puede prolongar su estancia en Mallorca, para reencontrarse en Banyalbufar con su pasado sentimental mahleriano. No nos arrancarán ni una palabra más. Vean El sótano de Ma pues, aunque sé que no soportan al cine de terror, supone una digna aproximación al genio de Wes Craven.
Reflexión dominical sindicalista: "Dios también fichaba en el trabajo".
