Transcurrida una legislatura, hablar de cambio ya no valía. Así que Acords pel Canvi no podía mantenerse para el nuevo pacto. A diferencia de en la Comunidad Valenciana, donde el Jardí Botànic de la Universitat de València sirvió para dar nombre al acuerdo firmado entre los partidos de izquierda, el Botànic; PSIB, Podemos y Més no tenían un escenario que pudiera bautizar su pacto. El Pacto del Tano, por la pizzería a la que se encargaron de madrugada siete pizzas en plena negociación en el Consolat, era la única opción. Y entonces, apareció Bellver.

Si el pacto se alcanzó a la luz de la luna, fue firmado ayer a pleno sol. Y fue en un escenario con el empaque suficiente para dar nombre al acuerdo con el que durante los próximos cuatro años la izquierda gobernará Balears. Con una foto efímera, la elección del Castillo de Bellver como lugar para firmar el pacto se hizo pensando en el nombre de los nuevos acuerdos: Acords de Bellvers. Quedó claro cuando las redes de los tres partidos se encargaron de difundir bajo hashtag el nombre del pacto.

A los pies de la Torre de l'Homenatge, sobre la muralla que rodea el castillo entre los dos fosos, se firmó el acuerdo sobre un cartel con los arcos góticos. Firmas ininteligibles del que será senador, Miquel Ensenyat, y del futuro vicepresidente del Govern, Juan Pedro Yllanes, y un nítido "Francina" por parte de la presidenta Francina Armengol: "Como de niña pequeña", admitía.

La socialistas llegó tarde. Cerca de cinco minutos pasados de las 12h en la que estaba prevista la firma y cuando sus dos nuevos socios ya la estaban esperando. Tras una semana de tensa negociación, gestos afectuosos y complicidades.

Entre turistas que observaban desde detrás, en la muralla, y desde arriba, en la terraza del castillo, Ensenyat contextualizó el lugar, recordando que en el Castillo de Bellver fue prisionero el alcalde republicano de Palma asesinado por el franquismo, Emili Darder, o el intelectual Gaspar Melchor de Jovellanos a principios del siglo XIX. También que cuarenta años atrás fue el escenario del primer Consell General Interinsular que precedió al Govern.

Con las bocinas de los cruceros de fondo como recordatorio de la gestión de un turismo de masas que ha traído de cabeza a los tres partidos en la pasada legislatura, y tras la clásica foto, con las manos juntas del todos a una, un grupo de escolares saludó al grito de "hola" desde las terrazas a las estrellas ayer.

Y así, tras largas semanas de negociación, conversaciones a contrareloj y acuerdos nocturnos, quedó firmado el Pacto de Bellver.