Pese a que los médicos de urgencias han propuesto de forma reiterada medidas para evitar que este servicio pensado para atender emergencias vitales se vea cada verano parcialmente ocupado por turistas británicos que han bebido hasta el coma y tan solo precisan dormir hasta despertarse con una merecida resaca, las soluciones siguen brillando por su ausencia.

"Ya no esperamos nada de los políticos", admitía ayer desesperanzado un facultativo de Urgencias de Son Espases, que recordaba la propuesta emanada de este servicio que abogaba por el montaje de una carpa asistencial en alguna zona de Calvià atendida por personal sanitario no cualificado y sufragada por los empresarios del ocio que engordan sus cajas con este turismo (y no con los impuestos de todos los ciudadanos) como una buena opción para atender a estos intoxicados de una manera más aquilatada a su verdadera gravedad. Una propuesta que, como se recordará, fue desestimada por el propio sector "por la mala imagen que se daría".

"La presión asistencial sigue siendo alta en verano, aunque el perfil del paciente cambia. De madrugada empezamos a recibir avalanchas de jóvenes con intoxicaciones etílicas o con contusiones y traumatismos producto de peleas callejeras", diferenciaba uno de los médicos del servicio.

Sobre el modo de actuar con estos pacientes, explicaba que en urgencias el modus operandi no varía: una enfermera realiza el triaje (la selección) en función de la gravedad detectada y los que simplemente han bebido demasiado son enviados a la consulta básica donde quedan bajo la supervisión de un médico.

"Si su intoxicación no es solo consecuencia del alcohol sino de la mezcla con otras drogas, pueden ser derivados a la zona de gravedad intermedia de boxes/camillas por el posible riesgo añadido que pueden revestir. Pero desde luego que es muy raro que lleguen a la zona de observación/críticos reservada para los casos más graves", detallaba el circuito asistencial.

Lo que sí tenía claro este facultativo es la poca idoneidad de estos pacientes en urgencias de un hospital de tercer nivel como Son Espases: "Nos distorsiona mucho. Se comportan de una forma muy agresiva y molestan al resto de pacientes. Resulta bastante desagradable tratar con ellos".

Ritos de iniciación de Magaluf

Magaluf

Otro de los médicos, este designado para atender a estos "pacientes", señalaba que "hoy (por ayer) han amanecido en el servicio cinco intoxicados muy jóvenes, de menos de 18 años, que habían participado en los ritos de iniciación británicos de Magaluf y que han compartido espacio asistencial con otros pacientes con más necesidad".

"Suelen aparecer al final del curso académico y permanecen hasta finales de julio y aunque el mes de mayo ha sido relativamente tranquilo, ahora empiezan a hacerse notar más", concluye este urgenciólogo que, a diferencia de su compañero, señala que estos jóvenes, "aunque no son fáciles de tratar en plena intoxicación, son educados y razonables al despertar, son conscientes de que la han liado y piden disculpas. Y no seamos hipócritas, actúan como nuestros hijos en las fiestas de Sant Joan".

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