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Turismo

La oferta complementaria, peor parada que el alojamiento

Las malas perspectivas esta temporada lastran la actividad de bares, salas de fiesta, restaurantes y el comercio

Hasta ahora solo se han producido "pequeñas" mejoras en las instalaciones. miquel ramis

El grado de incertidumbre es "inquietante" esta temporada alta. Bajan los precios y cae la actividad turística en un verano en el que se han reactivado los destinos alternativos en el Mediterráneo y el desvío de vuelos por parte de compañías relevantes. Los datos del alojamiento son negativos, sin embargo, peor parados salen los de la oferta complementaria; además, "no deja de ser preocupante la obsolescencia de una buena parte de las instalaciones de bares, salas de fiesta, restaurantes y comercio turístico".

Que la oferta complementaria de la isla tiene que ponerse las pilas, como señala el análisis Clima Empresarial. Mallorca, temporada alta 2019: malas perspectivas, de la Fundación Gadeso, es un clamor que cada vez replican más representantes del empresariado, tras el gran esfuerzo inversor que han ido realizando para mejorar la planta hotelera. El 60% de los establecimientos ya han sido reformados, pero se encuentran con negocios a su alrededor que no acompañan a la calidad de los alojamientos.

A pesar de que ha habido "pequeñas" mejoras, en general las instalaciones son "inadecuadas, los productos bastante similares y los precios no son baratos", cuestiona el informe de Gadeso.

A este panorama se suma la conflictividad en los principales núcleos turísticos por el turismo incívico, y actividades como la prostitución o la venta callejera más la suciedad y el deterioro en vías públicas.

Las perspectivas de rentabilidad de las empresas de la oferta complementaria son más negativas (-11%) que las del alojamiento (-10,3%), refleja Gadeso. La actividad prevista baja un 16% y los precios un 12%, mientra que los costes aumentan un 5%.

Diversificación y mejora

A tenor de estas cifras, vuelve a insistirse en que mientras en los alojamientos turísticos se han llevado a cabo potentes inversiones para reformas, modernización, innovación y diversificación, en el sector empresarial de la oferta complementaria han sido muy inferiores. Y "la clave" es su diversificación y mejora para atraer a nuevos visitantes y turistas.

El grado de incertidumbre de los hoteleros es preocupante, casi un 43%, pero el de los empresarios de la oferta complementaria lo es aún mayor: alcanza el 48%.

Sobre las perspectivas del alojamiento, después de años de máxima actividad y empleo, principalmente en la temporada alta, ahora las previsiones de rentabilidad son negativas, con una bajada del 10,3%.

En concreto, se prevé que la ocupación hotelera caiga el 14% respecto a 2018. Y como es lógico conllevará un descenso de precios estimado en un 10%, al tiempo que los costes subirían un 7%.

Ante este panorama, advierte Gadeso, "sería preocupante" que llegaran a cuajar las "inaceptables" reducciones de precios que exigen los turoperadores, un 40%. En este sentido, cabe recordar que a principios de mes el consejero delegado de Thomas Cook, Peter Fankhauser, durante una visita a Mallorca para calmar los ánimos por la profunda crisis que atraviesa la compañía, insistió en reclamar "grandes descuentos" a los hoteleros de la isla para atraer a los turistas atraídos por los bajos precios de los establecimientos del Mediterráneo Oriental.

Los hoteleros mallorquines enfrentan mayores costes de personal, en parte por la mejora del convenio colectivo de hostelería y la subida del salario mínimo, y este factor humano, con el crecimiento de la contratación y la mejora de la estabilidad laboral, es "un valor añadido" relevante para competir en calidad con los destinos mediterráneos.

Analizando en conjunto la expectativas de la temporada alta en alojamiento y oferta complementaria, la actividad cae un 15%, los precios bajan un 11% y los costes suben un 6%; la rentabilidad desciende un 10,7%.

Sin recesión a la vista

Con todo, como destaca el informe Gadeso, no hay que perder la perspectiva de que las últimas temporadas en el archipiélago fueron muy buenas, con una actividad "casi máxima". El decrecimiento, la bajada de precios y el aumento de los costes preocupan, sin embargo no implican una recesión económica: continúa el crecimiento, la rentabilidad y se sigue creando empleo, pero aún la máxima actividad se concentra en los meses de verano.

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