—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Es usted 'Rocketman'?"

—Más bien Satelliteman o Telescopeman, porque construimos telescopios. El cohete lo necesitamos para lanzarlos al espacio.

—Cinco líneas para explicar su telescopio eROSITA.

—Permite obtener los rayos X del Universo caliente, no accesible a los telescopios ópticos, un entorno violento con temperaturas de millones de grados. Permitirá cuantificar la energía oscura, aparte de estudiar agujeros negros, enanas blancas,...

—Un proyecto con rusos implica espionaje.

—No en este caso, el eROSITA lo hemos construido en Múnich y a Rusia lo llevamos acabado, para montarlo y lanzarlo el viernes desde su satélite en el cosmódromo de Baikonur.

—Algo manipularán estos rusos.

—Ellos han traído un telescopio para calibrarlo en el Max Planck. Entre científicos occidentales y rusos no hay espionaje, sino colaboración para obtener los mejores datos posibles.

—Usted asistirá al lanzamiento en Kazajastán.

—Después de doce años de trabajo y de problemas, y de invertir montones de dinero, veré el producto final saliendo al espacio. Confío en que todo funcionará, el telescopio se quedará en el punto Lagrange 2 del sistema Sol-Tierra, a un millón y medio de kilómetros de nosotros.

—El lanzamiento podrá seguirse desde Mallorca.

—Si todo va bien, se podrá seguir el lanzamiento del cohete por internet. Depende de la agencia espacial rusa Roscosmos, pero creo que aceptarán porque es una buena oportunidad de mostrar la colaboración internacional.

—Roscosmos no es la NASA.

—La idea básica es la misma, lanzar satélites al espacio, pero en el funcionamiento detallado se observan los diferentes caracteres de estadounidenses y rusos. En Estados Unidos siempre recibes una respuesta, en Rusia se lo tienen que pensar, no reaccionan de inmediato.

—Doce años invertidos en un solo proyecto.

—Entre otros, porque al mismo tiempo hemos desarrollado iniciativas colaterales como ópticas para nuevos telescopios. La larga duración obliga a prepararlos con antelación. Hoy vuelo a Washington para un proyecto de 2036.

—¿Se siente usted un extraterrestre?

—No, soy un buen terrestre, pero viajamos en nuestra nave espacial que es la Tierra y, si no cuidamos los sistemas que nos mantienen vivos, tenemos un problema.

—Hawking dijo que convendría buscar otro planeta.

—La NASA, la ESA europea, todos buscan planetas habitables, pero los candidatos están muy lejos. Mejor cuidamos lo que tenemos.

—¿Qué tiene el Max Planck que no tenga la UIB?

—El Max Planck Institut cultiva la ciencia puntera. Eso significa que se ponen los medios necesarios para juntar a los mejores del mundo, que no tienes que preocuparte del dinero porque hay suficiente para estar a la cabeza, y que te sientes involucrado con una gran responsabilidad. En ocho años al frente del laboratorio de rayos X, la NASA, la ESA, Japón o China vienen a probar aquí sus telescopios. Tengo que hacerlo bien, todos quieren trabajar con nosotros.

—¿Tiene sentido volver a la Luna?

—Es una cuestión políticamente interesante. A la Luna se puede ir con robots, que te dan lo que necesitas. Pero, ¿es buena idea cruzar el Atlántico en un barco y descubrir América? La naturaleza humana busca nuevas metas, ir más allá de los límites. Lo hacemos cada día con nuestras ópticas, queremos saber qué pasó al principio del Universo.

—¿Da por sentado que hubo un principio?

—Todas las ideas y mediciones indican hasta ahora que debió haber un big bang.

—El Observatorio de Costitx está en entredicho.

—No sé su status últimamente, pero es una lástima, porque hubo un tiempo en que hacíamos cosas muy interesantes.

—¿En casa también es el manitas?

—Sí. Cuando probábamos el eROSITA en la cámara de vacío, tuve que meterme de espaldas por debajo del telescopio con el mono de protección, como un cirujano de satélites. Pensé que "esto es más chulo que reparar un coche".

—¿Dios saldrá en las imágenes del eROSITA?

—No.

—¿Hay alguien ahí fuera?

—El Universo es tan grande que no hay razones para que no puedan existir otras formas de vida, no exactamente iguales a la nuestra. La probabilidad de que nos pongamos en contacto es muy pequeña, por las enormes distancias.