Un acusado ha reconocido este miércoles en un juicio en Palma que maltrató durante años a su entonces pareja y, cuando ella puso fin a la relación, la acosó y la amenazó de muerte en la ciudad.

El sospechoso se ha conformado con una condena de dos años de prisión, trabajos comunitarios y 15 años de alejamiento que le ha pedido la fiscalía, pero no ha aceptado los ocho años de cárcel que ha solicitado la acusación particular.

El hombre ha admitido ante la sala que hostigó a la víctima a mediados de 2018 al no aceptar la ruptura sentimental. El sospechoso la llamaba por teléfono de forma insistente, tanto al privado como al del trabajo, y le dejaba mensajes de voz en los que la amedrentaba con difundir grabaciones íntimas de ambos o bien le decía que la iba a matar con un hacha y que iba a pegar fuego a su casa. También la amenazaba con agredir a los padres de ella e incluso con suicidarse si no retomaba la relación.

En otros audios, el maltratador le profería todo tipo de expresiones vejatorias e insultos. "Desgraciada, no sirves para nada", "te voy a reventar, alerta cómo termina esto, estoy muy encendido", "no tengo miedo de ir a la cárcel", le decía. Todos estos hechos los ha reconocido este miércoles ante la magistrada.

Además, el encausado ha pedido perdón y ha asegurado que quería que el abogado de la perjudicada le transmitiera sus disculpas a la mujer, ya que él no lo puede hacer porque tiene prohibido comunicarse con ella.

El hombre se ha declarado autor de un delito de malos tratos habituales, otro de acoso y de amenazas graves. La fiscalía solicitaba inicialmente para él seis años de cárcel, pero este miércoles ha rebajado su petición a dos años de prisión, cien días de trabajos en beneficio de la comunidad y la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima durante 15 años. El agresor se ha mostrado conforme con la fiscal, pero no con la solicitud de la acusación particular, que le reclama ocho años de cárcel y una indemnización de 6.000 euros por el daño moral causado. Ahora, la magistrada deberá dictar sentencia y fijará la pena.

Los hechos ocurrieron durante aproximadamente los diez años de relación sentimental que la pareja mantuvo hasta que la mujer cortó con él entre marzo y abril de 2018. Ambos convivían en un domicilio de Palma, donde el acusado la sometía a un continuo control de sus actos, la vigilaba e impedía que ella pudiera llevar una vida normal.

A mediados de 2018, la víctima puso fin a la relación porque su compañero cada vez era más agresivo con ella. El encausado le gritaba, rompía los muebles de casa y la agredía en los brazos y las piernas.

La perjudicada llegó a temer por su vida. Ocultaba los malos tratos sufridos, no acudía al médico ni interponía ninguna denuncia al respecto debido a la dominación que el hombre ejercía sobre ella y para no provocar en él una reacción aún más agresiva.

El acusado, al no aceptar la ruptura, la acosó con numerosas llamadas de teléfono y mensajes de voz amenazantes en los que la humillaba. El sospechoso este miércoles ha admitido ante la jueza la situación de hostigamiento, malos tratos y las amenazas que le profirió.