Gabriel Jaume es un otorrino que en la actualidad coordina la consulta de deshabituación tabáquica de Son Espases, una unidad montada en su antecesor Son Dureta en el año 2001 por el servicio de su especialidad médica para atender a pacientes ingresados con patologías tan graves como cáncer de laringe o de pulmón provocados por haber exhalado humo de cigarrillos durante años.

Una consulta que, revela, atiende a unos quinientos pacientes anuales desde el año 2012 con los que obtienen unas tasas de éxito de abandono del hábito cercanas al 60%, se congratula.

Un éxito que puede alcanzar mayores cuotas con la financiación pública de la vareniclina -bupropión, el fármaco antidepresivo usado para deshabituación tabáquica, no es prescrito por su consulta desde el año 2007, confiesa-. “Con él se obtienen mejores resultados. La nicotina es como una llave que entra en una cerradura, que son los receptores de esta adictiva sustancia. Pues bien, la vareniclina es un fármaco que ocupa esa cerradura y la nicotina ya no puede abrir esa puerta”, explica gráficamente.

Sesenta euros mensuales

No es caro, una caja para un tratamiento de un mes vendría a salir por unos 60 euros, bastante menos que el coste de un paquete de cigarrillos al día durante ese periodo de tiempo. “El problema es que nos cuesta pagar para quitarnos un placer”, comprende la habitual oposición a pagar.

Sobre cuál es el perfil tipo de usuario que atiende su consulta, el doctor Jaume habla de pacientes con patologías relacionadas con el tabaco como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cardiopatías, cánceres de laringe o con problemas en la voz causados por el consumo de tabaco. “He visto a pacientes con cáncer de laringe recién salidos de un quirófano en el que se les ha extirpado las cuerdas vocales que siguen fumando poniéndose el cigarrillo en el agujero que les ha quedado en el cuello”, pone Jaume una imagen lo suficientemente esclarecedora para demostrar la potencia adictiva de la nicotina.

Sobre los tratamientos que ofrecen a los pacientes, Jaume habla de los citados productos sustitutivos de la nicotina mientras están ingresados y de las terapias conductuales en las que un psicólogo les “da pautas para cambiar las rutinas de su dependencia” tabáquica adquirida durante muchos años de relación con el cigarrillo.