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Tomeu Estelrich Barceló: "Sin tensión no hay vida, y sin aprender a afrontar y lidiar la tensión, estamos perdidos"

"Viviremos un mundo que va a ser humano, pero que va a trascender sus raíces biológicas" - "Me marché de Campos a los 14 años, pero para mí, ir a casa de mis padres es tocar mare"

Tomeu Estelrich, en el campus del Boston College.

P Un 'campaner' director del Center for Ignatian Spirituality (Centro para la Espiritualidad Ignaciana) en el Boston College de Estados Unidos. ¿Cómo ha llegado hasta aquí? ¿Cuántos alumnos tiene este centro y cuál es la misión de esta institución?

R Ni yo mismo sé muy bien cómo he llegado hasta aquí (ríe). Creo que en parte ha sido debido al azar, en parte a mi formación, y en parte a mi dedicación. Mira, hace 16 años, mi mujer y yo fuimos invitados a dar una charla al Boston College. En esos momentos vivíamos en Ecuador. Gracias a esa charla, unos meses después, mi mujer recibió una beca para empezar su doctorado en el Boston College, y a mí se me ofreció, poco después, hacer un post-doc. El resto, como se suele decir, es historia. Con todo, no deja de sorprenderme que en tan poco tiempo haya pasado de ser "un invitado a dar una charla" a dirigir un centro que tiene como objetivo avanzar la visión y misión de la universidad, a la vez que integrar su legado intelectual, social y religioso con sus retos académicos. Aunque el Centro que yo dirijo es modesto, atiende directa o indirectamente a unos 900 profesores y a unos 2.600 administradores. Además dirijo un programa para estudiantes que tiene unos cien participantes al año.

P Leí una opinión suya centrada en que la esperanza de superar la tensión cotidiana se puede encontrar en las enseñanzas cristianas, que los obstáculos son inevitables pero todas las personas tenemos fuerza para superarlos. ¿Cómo define la espiritualidad? ¿Por qué cree que son tan válidas las enseñanzas cristianas?

R No sé si las enseñanzas cristianas ayudan a superar las tensiones cotidianas o las incrementan. ¡Basta ver los periódicos! (ríe) Sí sé que sin tensión no hay vida y que sin aprender a afrontar, y lidiar, la tensión estamos perdidos. Precisamente por eso a mí me gusta definir la espiritualidad con dos frases: Una que enfatiza el esfuerzo y la persona (la espiritualidad es un esfuerzo que desvela el núcleo de verdad que nunca muere en la persona y que, paradójicamente, no le pertenece), y otra que enfatiza el ejercicio, la libertad y la ley (la espiritualidad consiste en ejercitar la propia libertad para aprender a jugar con la ley.) La espiritualidad surge de la combinación de esas dos dinámicas. Una que tiende hacia lo hondo y personal y otra hacia lo práctico e institucional. No hay espiritualidad sin esa tensión. Por ello, la espiritualidad combina ejercicio y discernimiento. Y en tanto que las enseñanzas cristianas apuntan en esa misma dirección, éstas continúan siendo válidas.

P ¿Hay demasiado estrés en la sociedad actual? ¿Qué consejos/recomendaciones sugiere?

R Byung-Chul Han, en su libro La sociedad del cansancio, apunta que el estrés actual se debe a lo que él llama "cultura de la positividad". Vivimos en una cultura que endiosa lo positivo, el hacer, el "sí se puede", y que nos constriñe constantemente a actuar más. Y lo peor del caso es que esa coerción no nos viene impuesta desde fuera, sino que nosotros mismos nos la autoimponemos. El remedio pasa por recordarnos a nosotros mismos que podemos decir no, que nos está permitido cortar, pararnos y salirnos de los ritmos que nuestra psicología y nuestra cultura nos imponen. Solo así es posible salir de la era del cansancio y la fatiga, del estrés y la depresión, de la hiperactividad y de la falta de atención. Solo así es posible vivir.

P ¿Cómo ve la falta y disminución de vocaciones religiosas? ¿Y qué opina sobre los graves casos de pederastia? ¿Puede ser la supresión del celibato una medida más que conveniente?

R Me es difícil contestar de manera concisa a sus tres preguntas. Le puedo decir, en relación a la primera, que si bien es verdad que existe una disminución de vocaciones religiosas en los países noratlánticos, es igualmente verdad que en esos mismos países los centros de espiritualidad y casas de retiros están llenos... y se lo digo yo que me encuentro con este problema cada año al organizar el calendario del Centro. Quizás el problema de la vida religiosa en occidente no esté tanto en el contenido como en la forma. En cuanto a la segunda pregunta, creo que el problema excede lo sexual y entra en lo ideológico, epistemológico y procedimental. Una institución que ha tendido a no afrontar sus problemas internos, sino a relegarlos, posponerlos o esconderlos, está destinada a recoger los frutos que usted menciona. Finalmente, la supresión del celibato no es, en mi opinión, la solución ni al problema de la pederastia ni al de la disminución de vocaciones religiosas. El problema es mucho más profundo puesto que requiere tomar posicionamientos drásticos a nivel teórico, teológico y procesual, los cuales, no sé si muchos creyentes y líderes eclesiásticos están dispuestos a acometer.

P Haga una valoración crítica sobre la Iglesia actual y la gestión desempeñada por el Vaticano con el papa Francisco.

R Para bien o para mal, nada en este mundo perdura sin institucionalizarse. Ideas, programas o movimientos necesitan "convertirse en institución" para poder alcanzar sus objetivos a largo plazo. Ahora bien, institucionalizarse conlleva inevitablemente costos. Costos que, si me permite divagar un poco, se deben a tres factores: duración (las instituciones perduran en el tiempo, pero los tiempos cambian), coherencia (las instituciones necesitan mantener un mensaje coherente a pesar de los cambios epocales) y resiliencia (el gran enemigo de la institución es el cambio, por eso las instituciones tienden a resistirlo). La gestión del papa Francisco sufre debido precisamente a esa triple externalidad: A) el Papa quiere hacer cambios en la institución eclesiástica, pero se encuentra con posicionamientos doctrinales y teologías pasadas que imposibilitan tal cambio. B) El Papa sugiere reinterpretar esas teologías y posicionamientos, pero su entorno más inmediato encuentra razones para oponerse a su reinterpretación. C) El Papa consigue hacer algunos cambios, pero, debido a A y B, esos cambios apenas consiguen rascar la superficie, y nunca la estructura. Con lo que nos encontramos con el clásico problema (tan evangélico, por cierto) del "vino nuevo en odres viejos." Y ya se sabe, o se apuesta por el vino o por el odre. Uno de los dos tiene que ceder. Porque si uno se empecina en mantener los dos, no queda más remedio que acudir a una solución artificial: "desnaturalizar" el vino o "inyectar colágeno" al odre.

P Usted también es profesor de filosofía y recientemente estuvo en Cataluña, en el Institut Químic de Sarrià (IQS), por el coloquio anual que convoca la American Weil Society que preside desde 2016. ¿Qué resaltaría de esta pensadora y mística europea, de las más relevantes del siglo XX?

R Pues tres cosas muy simples: que era una mujer (importante enfatizarlo en una disciplina, sociedad y cultura dominada por hombres); que supo situarse en los límites de su momento histórico y político (afrontó, analizó y criticó los cuatro discursos claves del siglo XX: el discurso imperialista, el fascista, el marxista y el liberal); y, por ello, elaboró una filosofía extremadamente lúcida, crítica y radical, que todavía nos dice algo a nosotros por su originalidad y honestidad.

P Raíces, identidad y nación. ¿Cómo ve la aspiración de Cataluña por la independencia y el hecho de que haya políticos presos-presos políticos?

R Creo que el 1 de octubre nos hizo abrir los ojos a todos. Nos hizo despertar del "sueño dogmático" de una España unida, dócil y sumisa, en la que "todo va bien", y nos abrió los ojos a otra imperfecta, rota y con muchos esqueletos en el armario. El juicio a los presos políticos no es más que un reflejo de eso mismo, ya que refleja el resquebrajamiento de tres sueños: el de una España perfecta, el de la posibilidad de una Cataluña independiente, y el de una Europa estable y con planes de futuro. El 1 de octubre es una muestra más de que el sistema liberal, el proyecto europeo, y el modelo estado-nación piden a gritos atención, reflexión y cambio. Creo que ciertas ideologías del pasado no nos permiten ver los retos candentes del presente. Creo que el presente se nos escapa por falta de un discurso sobre el futuro. Y creo que en este ínterin se nos escapan los problemas verdaderamente acuciantes: el cambio climático, la inmigración, la revolución tecnológica. Vivimos en un momento increíblemente importante ya que lo que el siglo XX sacralizó (nación, identidad e individuo) necesita ser des-sacralizado y reemplazado por lo que el siglo XXI necesita (políticas globales, una post-cultura capaz de acoger, y un concepto de identidad que vaya más allá del yo).

P Complete la frase: Para mí la filosofía es... ¿Cómo la defiende?

R Para mí la filosofía es "eso" que aparece en espacios liminares y de conflicto, en momentos de cambio y transición. La filosofía surge cuando hay dos inconmensurables que piden un posicionamiento. La filosofía es en definitiva una toma de postura, una búsqueda de respuesta, una reformulación de una pregunta, una sugerencia de cambio, un cambio de perspectiva. La filosofía se nutre del pasado y del futuro, para pensar un no-presente que es necesario construir. La filosofía no necesita ser defendida, pues entre sus características fundamentales están desaparecer en cuanto se la defiende y aparecer en cuanto se la necesita.

P Al residir en EE UU, califique-defina al famoso y controvertido presidente Trump.

R Se ve que a usted le gustan las definiciones (ríe). En primer lugar quiero decir que no solo resido en EE UU sino que soy ciudadano norteamericano, y que como tal, veo el futuro de mi país con preocupación. Creo que Trump es un síntoma, un catalizador y una llamada de alerta. Es un síntoma de que el discurso liberal que ha dominado el último tercio del siglo XX y lo que llevamos de XXI está entrando en una fase de crisis. Es un catalizador del desaliento de muchos estadounidenses que se sienten excluidos de ese discurso y piden ser incluidos en uno nuevo, aunque todavía no se sepa exactamente cómo va a ser. Y es una llamada de alerta, pues tal descontento está solo en sus fases iniciales, y si no modificamos su trayectoria, los partidos extremistas radicales van a beneficiarse peligrosamente de él.

P ¿Le preocupa el cambio climático? ¿Y el muro de México?

R Como ya le he dicho, el discurso liberal, pese a haber obtenido bastantes buenos resultados en el siglo pasado, en estos momentos se está encontrando con las consecuencias de sus premisas erróneas y, tristemente, no las sabe manejar: el colapso ecológico y el diálogo entre culturas son algunas de esas consecuencias. El "muro" fue la solución que el discurso liberal dio al problema nacional en el siglo XX, pero que, en pleno siglo XXI, tal solución ya no funciona debido a la irrupción de lo global. El uso inmoderado de hidrocarburos fue la solución que el siglo XX dio a la idea de progreso, pero que, en pleno siglo XXI, tal solución ya no es deseable debido al calentamiento global. Los problemas que nos enfrentamos en el siglo XXI, nos guste o no, son consecuencia de planteamientos erróneos previos. Y sí, esos problemas me preocupan, y mucho, porque no veo a los gobiernos reaccionar. Por el contrario, veo a un grupo de multimillonarios subvencionar iniciativas aquí y allá, para contrarrestar lo que ellos mismos han creado. Pero eso, si le digo la verdad, me preocupa más que me tranquiliza. Nuestra democracia cada vez se parece más a una plutocracia.

P ¿Qué valoración hace del actual boom de las nuevas tecnologías y de las redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, etc.?

R Estamos al inicio de un acontecimiento trascendental que todavía no vislumbramos. Lo que vemos ahora no son sino pequeños destellos de lo que nos espera. Facebook, Twitter e Instagram son muestras de un futuro que todavía está en estado embrionario. El gran cambio se dará cuando las biotecnologías se unan con las tecnologías de la información. Hace poco he leído dos libros impresionantes y desconcertantes a la vez, uno por Ray Kurzweil (The Singularity is Near. When Humans Transcend Biology), y el otro por Kevin Kelly (The Inevitable. Understanding the 12 Technological Forces that Will Shape our Future). La conclusión a la que llegan es fascinante. Dentro de poco (lo estamos viendo ya a escala incipiente) los humanos y los dispositivos tecnológicos no sólo van a coexistir sino a mejorase mutuamente. El cambio que ello producirá será exponencial. Viviremos en un mundo que va a ser humano, pero que va a trascender sus raíces biológicas. La tecnología no va a ser algo aparte de lo humano, ni lo humano algo alieno a lo tecnológico. El "holos" del que habla Kelly (esa super-síntesis de tecnología y biología) está cerca€ pongámonos los cinturones que vienen curvas.

P Campos. ¿Qué significa para usted su pueblo de origen? ¿Cuáles son los sitios que más aprecia y se siente más identificado?

R Salí de Campos a los 14 años. A los 23 salí de la isla. A los 30 salí de España. He vivido más tiempo fuera de Campos y de Mallorca que dentro. Aun así, me continúa sorprendiendo cómo Campos y Mallorca (me cuesta mucho separar los dos) siguen siendo lugares claves que definen quién soy. Respondiendo a su pregunta, me resulta difícil apuntar qué sitios aprecio más de Campos. Quizá lo que recuerdo con más nostalgia son sus calles (el Carrer Major, el Carrer Estret, el Carrer Soledat) sus plazas (sa plaça de sa Creu, des Pou Nou, dels tres Molins) y sus caminos vecinales (Cami de Son Xorc, de sa Serra, des Ametlers). Me gusta ir en bicicleta. Y me gusta ir a casa de mis padres. Ir a casa de mis padres es, para mí, "tocar mare".

P Iniciativas futuras, proyectos, de Tomeu Estelrich Barceló.

R Educar a mi hijo para que sea independiente; hacer sonreír a mi mujer de vez en cuando; coger la bicicleta y darme una vuelta por el Charles, ofrecer un ambiente agradable con los que trabajo y me relaciono; y hacer lo posible para que la universidad en la que trabajo cumpla cada vez más sus objetivos marcados. ¿Te parece poco?

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