La financiación pública de los tratamientos para dejar de fumar está más cerca tras el anuncio en este sentido realizado la pasada semana por la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo. Aquí, en las islas, la directora general de Salud Pública en funciones, Maria Ramos, confirma que este pago es inminente, habla de que comenzará este mismo año, que la comisión de farmacia ya ha iniciado el expediente para su tramitación.

"En este 2019 puede ser una realidad", subraya Ramos antes de ir directamente a la cuestión fundamental, esto es, el coste que supondría esta nueva prestación para la sanidad pública balear.

"Tenemos como ejemplo la comunidad de Navarra, donde se financiaban estos tratamientos hasta la llegada de la crisis. Tras ella se ha recuperado el programa y, en el último año, desde diciembre de 2017 hasta diciembre de 2018 en la comunidad foral se facilitó estos tratamientos a un total de 6.139 pacientes con un coste de 734.222 euros", explica Ramos.

"Teniendo en cuenta que la población de Navarra es aproximadamente la mitad que la nuestra, calculamos que el pago de estas terapias antitabáquicas nos costaría en torno al millón y medio de euros anuales", fundamenta la responsable de Salud Pública.

Por esta misma regla de tres se podría aventurar que unos doce mil ciudadanos fumadores de las islas se acogerían a esta prerrogativa para intentar dejar el nocivo hábito.

Nivel de renta

En relación a los mecanismos de financiación que se están estudiando para estos fármacos, Ramos habla que la fórmula barajada es la misma que se aplica en Navarra: teniendo en cuenta el nivel de renta del beneficiario.

"Está demostrado que las personas con menos recursos económicos fuman más. Por eso, financiar estos tratamientos contribuiría a reducir las desigualdades sociales y a que el sistema sanitario público ganara equidad", subraya Ramos aludiendo a que se permitiría acceder más fácilmente a los fármacos antitabacos a los colectivos que, por su carestía, menos acceso tienen a ellos.

"Dos de cada tres personas que se acogieron a estos tratamientos en Navarra tenían unas rentas inferiores a los 18.000 euros anuales", apuntala la directora general en funciones.

Sobre los tratamientos en sí, Ramos habla de que, básicamente, los fármacos en el mercado para tratar el tabaquismo son dos: bupropión y vareniclina. Aunque, diferencia, mientras que el primero es un antidepresivo que ha demostrado su eficacia en las terapias antitabaco, la vareniclina es un medicamento desarrollado específicamente para ayudar a las personas que deseen dejar de fumar. Básicamente actúa reduciendo el efecto de la nicotina en el cerebro y reduciendo la ansiedad causada por el síndrome de abstinencia. "Este último es el más caro", añade.

En algunos servicios de los hospitales públicos de las islas, admite la alto cargo de Salud Pública, se lleva años suministrando productos sustitutivos de la nicotina -parches y chicles- a los pacientes fumadores hospitalizados para evitarles en la medida de lo posible el síndrome de abstinencia.

"Se facilitan fundamentalmente en los servicios de Psiquiatría y Neumología. Luego, a estos pacientes, cuando dejan el hospital con el alta, se les remite a las terapias antitabaco que organizan los centros de Salud. Porque pese a que no rechazamos los cursos para dejar de fumar que organizan las farmacias o la Asociación Española contra el Cáncer tenemos muy claro que la Atención Primaria debe liderar este proceso asistencial", concluye Ramos recordando que cuando estén financiados, "los tratamientos se darán dentro y fuera del hospital".