—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿De la felicidad se puede vivir?"

—Quiero pensar que sí. La psicología clínica gira en torno a la enfermedad, en esperar a que las cosas vayan mal para que entre el psicólogo. Preferí un enfoque positivo, acentuar lo que va bien.

—Solo puedo hablar de la felicidad de oídas.

—Es una cuestión de expectativas, pero como ser humano la has experimentado. Somos la única especie que la tiene.

—Pues he visto a perros muy felices.

—Hay diferencias entre la satisfacción y la felicidad, más profunda y duradera. Por eso el dolor no lo recordamos literalmente, sino mejor de lo que fue. El contrario de la felicidad no es la tristeza sino el miedo, que sí compartimos con los animales.

—¿Cómo se especializó en felicidad?

—Le dije al director general de Habitissimo que la gente feliz era más productiva. Una plantilla estresada y con miedo al despido no puede ser creativa.

—La tristeza es más creativa.

—Para nada, la vocación muere con el estrés y el miedo. Hay que generar un entorno sin amenazas, con relaciones personales enriquecedoras.

—Me parece usted una persona más bien seria.

—No voy con unas maracas. Soy bastante introvertida, en mi familia pensaban que sería ingeniera porque me encantan la Ciencia y la Estadística. Tampoco soy la protagonista ni el objetivo de un trabajo que me apasiona, consistente en adaptar el entorno para que la gente florezca. Google es una empresa fluida para trabajar, pero todo el mundo se queda en que tienen un tobogán.

—¿Se ha encontrado con algún caso imposible?

—Con algunos. Se les ayuda a salir del proyecto, despidiéndolos o acompañándoles para marcharse. El mismo entorno de trabajo no vale para todos, Habitissimo no sirve si te gusta seguir los hábitos, la rutina.

—No le gustó el final de 'Juego de tronos'.

—No, le dieron un final Disney que no esperaba. Había personajes femeninos buenísimos a los que han tirado por el clisé del amor. Y esperaba que algún malo triunfara. Además de los horribles diálogos de la última temporada.

—Los protagonistas de 'Juego de tronos' no son felices.

—Eran felices conquistando o tratando con prostitutas, pero no tenían la felicidad genuina.

—El dinero no da la felicidad, pero la felicidad tampoco da el dinero.

—Un mínimo de dinero tiene que estar garantizado. No vale "te pago hasta aquí, y el resto te lo abonaré en felicidad". Pero a partir de cierto punto, más dinero no te hace más feliz, y a los tres meses no te acuerdas del aumento.

—En realidad, es usted una jefa de personal camuflada.

—Espero que no, por favor. En todo caso, una psicóloga clínica infiltrada, dedico el noventa por ciento de mi tiempo a las gestiones personales.

—¿Una mujer tiene más riesgo de ser feliz que un hombre?

—No. A nivel educativo y social nos crían para ser más pasadoras de pena que felices. A los hombres les enseñan a ser más disfrutones.

—¿Para ser feliz hay que disfrazarse?

—A mí me hace feliz disfrazarme, porque el sentido del humor implica confianza en uno mismo. En el trabajo nos lastra vivir en un personaje que no somos.

—¿Qué es una "pausa de claridad"?

—Tomarse un día fuera de la oficina, para dedicarte a proyectos laborales importantes que no puedes atender por las urgencias cotidianas. Sin correo electrónico, sin móvil, sin interrupciones.

—¿Por qué tantas empresas carecen de un Departamento de Felicidad?

—Al final, por miedo. El director general piensa que, si funciona, no lo toques. Es una prueba de desconocimiento del trabajador, de pensar que te engañará si le das más libertad. Si desconfías, no lo tengas en tu equipo, no hacen falta policías. También hay un problema de humildad, no todos los jefes aceptan recibir feedback de sus subordinados.

—Recomienda la autobiografía del drogadicto Agassi.

—Porque André Agassi fue una persona tremendamente infeliz en sus inicios, con un padre que lo maltrata. Sin embargo, trabaja su potencialidad interna que le permite superar el odio a su profesión y revertir la situación, hasta el punto de que vive el tenis de otra manera.

—Me deja un poco más feliz.

—Me alegro, porque la felicidad está en encontrar nuestro potencial, y en no poner tanto el foco en lo que no sabes hacer. Lo contrario es un camino a la frustración.