La venta de automóviles se está desplomando en Baleares, con una velocidad de caída que prácticamente cuadruplica la que se está dando en el conjunto del país, según los datos facilitados por la asociación balear de distribuidores de automoción (Aseda). Según su presidente, Andrés Vidal, el motivo es la inseguridad que la ley de cambio climático de las islas está generando entre los consumidores, ante la proximidad de la prohibición para nuevos motores diésel y la posterior de gasolina, lo que está llevando a demorar la sustitución de los vehículos antiguos.

El impacto que la nueva legislación balear, aprobada el pasado mes de febrero, está teniendo en el mercado del automóvil es evidente, según destacan tanto los representantes de los concesionarios de vehículos como los de las estaciones de servicio.

Primer dato: entre enero y abril se han vendido en las islas 11.049 vehículos, lo que supone una caída del 16,7% respecto al mismo periodo del pasado año. La importancia de esta fuerte reducción se refleja en el hecho de que el descenso medio en España está siendo de un 4,5%. La bajada en el archipiélago está siendo casi cuatro veces más rápida que la del conjunto del país.

Según Vidal, esta diferencia es demasiado acentuada como para que pueda explicarse por el hecho de que la renovación del coche por parte de las familias isleñas se inició antes que en otros puntos de España por haber iniciado antes la recuperación económica.

Segundo dato: de los poco más de 11.000 vehículos comercializados durante esos cuatro meses el 66% son de gasolina, el 26% tienen motor diésel y el 8% se incluyen en otras categorías, como los de funcionamiento a gas o los eléctricos. Esta distribución es muy importante porque en 2016 el peso de los diésel suponía entre un 60% y un 70% de las ventas. Tal y como destaca Andrés Vidal, en solo tres años "se ha girado la tortilla", y ahora es el motor de gasolina el que domina el mercado balear.

Pero además, este cambio de tendencia está siendo en las islas mucho más acelerado que en el conjunto del país, donde el 50% de las ventas de este año están siendo de gasolina, el 39% de diésel y el 11% de otro tipo de motores. De nuevo se señala a la ley de cambio climático balear como la responsable de este giro más acentuado.

Demanda de carburantes

Eso supone también un cambio de tendencia en la demanda de carburantes en el archipiélago, tal y como apunta el presidente de la asociación de estaciones de servicio de Balears, Jesús Salas. Las ventas de gasoil descienden en las islas mientras siguen creciendo las de gasolina. Ese es el tercer dato a tener en cuenta: según los informes de comercialización, entre agosto del pasado año y enero del actual, el gasoil se ha mantenido como el carburante más demandado en el archipiélago (su consumo prácticamente duplica el de la gasolina 95), pero su comercialización ha descendido un 1,8% interanual. Por contra, las ventas de gasolina 95 están subiendo un 4,6%.

Todo lo expuesto refleja la paulatina sustitución de los vehículos diésel por los de gasolina, especialmente intensa en Balears debido al "impacto" de la nueva ley balear, según coinciden en apuntar tanto Jesús Salas como Andrés Vidal.

La duda que se expone desde el sector empresarial es si todo eso supone que se están alcanzando los objetivos que perseguía el Govern, y en este sentido aparecen notables dudas. Para empezar, la caída de las ventas de nuevos vehículos supone que la flota balear está reduciendo de forma notable el ritmo con el que se estaba renovando, y eso implica coches más viejos y más contaminantes.

Los concesionarios de vehículos insisten en que las dudas que la ley ha provocado entre los consumidores hace que éstos pospongan su decisión de compra de nuevos automóviles. Hay que tener en cuenta que a partir de 2025 se prohibirá la circulación de nuevos coches diésel por las islas, aunque los adquiridos previamente podrán circular hasta 2050. Los de gasolina podrán venderse hasta 2035. Pero el objetivo es que por el archipiélago solo lleguen a circular coches eléctricos.

Y desde luego, este último punto, por ahora, dista mucho de conseguirse. Las ventas de coches eléctricos en las islas durante los cuatro primeros meses de este año han supuesto exclusivamente el 0,77% del total de coches comercializados, o lo que es lo mismo, 85 unidades. Este peso es incluso inferior al de la media nacional, de un 0,94%, según los datos facilitados por Aseda. Es decir, la opción eléctrica continúa siendo totalmente residual en el conjunto del país, pero de una forma especialmente acentuada en el archipiélago.

En opinión de Andrés Vidal, hay tres elementos claves que explican que las ventas de vehículos eléctricos sean mínimas: precio, autonomía e infraestructuras.

Por lo que respecta al factor precio, el problema es simple, y es que a fecha de hoy los vehículos eléctricos siguen siendo notablemente más caros que los convencionales. Así, Vidal recuerda que se puede acceder a algunos modelos de gasolina por cerca de 10.000 euros, mientras que el coste de un eléctrico suele superar los 30.000. En el caso de la autonomía, Vidal destaca que comienzan a aparecer modelos que pueden circular unos 400 kilómetros sin recargar, pero que aún son muchos los que quedan por debajo de esta distancia.

En el caso de las infraestructuras, los puntos de carga disponibles siguen siendo escasos y muchos han tenido un mantenimiento deficiente, por lo que hay ocasiones en los que están inoperativos.

Aunque se están dando avances en estos tres ejes (el Govern ya ha anunciado 561 nuevos puntos de carga para el próximo año), el presidente de Aseda considera que todavía habrá de pasar algún tiempo antes de que a los ciudadanos les resulte ventajoso apostar por el coche eléctrico, aunque no duda que el futuro pasa por este tipo de automóviles.

El director general de Energía y Cambio Climático, Ferran Rosa, subraya que la apuesta del Govern es la de impulsar una transición no traumática hacia los vehículos sin emisiones, y considera que la ley balear es clara y no es la causa del descenso en las ventas. Además, pone de relieve que los fabricantes han anunciado que en 2022 el precio de un coche eléctrico será similar al de uno de gasolina.