"Mi unidad [que especifica que se llama unidad de interconsulta de asistencia compartida] asiste a pacientes quirúrgicos, de edad avanzada sobre todo, cuyo estado se complica porque padecen varias enfermedades", comienza la doctora Magdalena Femenías, médico internista de Son Espases y adjunta de esta unidad junto al doctor Albert Pou que ostenta la jefatura de la misma.

"Las operaciones suponen un estrés añadido para ellos lo que acaba provocándoles complicaciones porque son pacientes más frágiles, de más riesgo", continúa la doctora Femenías , que lamenta que mientras en otros hospitales similares a Son Espases entre 3 y 6 internistas se dediquen a estas labores, el de referencia de las islas tan solo cuenta con el doctor Pou y ella misma.

"Además, el jefe destina casi el 50% de su tiempo a labores burocráticas mientras que yo, que tengo hijos pequeños, tengo un 10% de reducción de jornada", añade.

Este servicio de interconsulta de asistencia compartida comenzó en el viejo Son Dureta aunque exclusivamente dirigido a los pacientes "frágiles" de Traumatología. En Son Espases se ha ampliado a los pacientes de estas características de Neurocirugía, Otorrino y Maxilofacial, revela la internista.

Cuando se le pide a la doctora Femenías que detalle cómo sería su paciente más común, habla de una mujer de entre 70 y 80 años que se rompe la cadera. Padece además hipertensión, diabetes y arritmias. Tras la intervención, en la que ha perdido mucha sangre, precisa de transfusiones para tratar su anemia. Se le descontrola la diabetes y su tensión arterial sube y baja a consecuencia de esa inestabilidad general.

"La asistencia compartida nos permite, desde el ingreso en caso de que se trate de una operación programada o desde la intervención, si ha pasado a quirófano desde Urgencias, detectar antes los problemas y actuar de acorde a ellos", subraya.

Otro paciente "tipo" sería un varón de la misma edad, entre 70 y 80 años, que toma un anticoagulante (sintrom) por algún problema cardiovascular. "Pues bien, esta persona se cae en la calle y sufre una hemorragia cerebral. Como se le tiene que quitar el sintrom, pasa a tener más riesgo de sufrir un ictus, un infarto o una embolia pulmonar. Aquí es donde entramos nosotros para hacerle un seguimiento diario y estar muy pendientes de que no refiera dolor torácico, de piernas o que no coja infecciones hospitalarias. En definitiva, intentando detectar precozmente las complicaciones", reitera.

Y esta labor reporta sus beneficios, subraya Femenías. "La estancia media hospitalaria se reduce. Mientras que en Son Dureta un paciente que entraba con una fractura de cadera pasaba allí dentro una media de 17 días, en Son Espases la media se ha rebajado hasta los 8-10 días", resalta.

Pero, lo que es más importante, también se ha reducido la mortalidad y las complicaciones. "Actualmente la mortalidad en estas intervenciones de cadera se situaría entre un 2% y un 3% mientras que antes oscilaba entre un 6% y un 8%", revela.

Preguntada esta profesional sobre qué otros servicios quirúrgicos que no lo hacen en la actualidad podrían beneficiarse de esta asistencia compartida mejorando de esta manera los resultados con sus pacientes, Femenías enumera los de Urología, Cirugía Vascular, Cirugía Plástica y, sobre todo, "Cirugía General, los que más operan y los que registran más complicaciones", acentúa. Pero para asumir este reto la unidad debería reforzarse con más personal ya que, en el momento de hablar con esta especialista, el servicio tenía a su cargo a un total de cuarenta pacientes a los que había que controlar más estrechamente.