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Opinión

Frágiles en colegios seguros

Frágiles en colegios seguros

La sensación de fragilidad o de cercanía a la propia muerte forma parte generalmente de un proceso sobrevenido a lo largo de los años, es consecuencia directa de la experiencia de la madurez, del epílogo de la existencia. Eso es al menos lo que deseamos creer en este mundo indoloro que soñamos para nosotros y los seres queridos, porque en realidad la fragilidad nos acompaña siempre, cada minuto y desde el primer día. Es consustancial al ser humano, a su insignificancia ante cualquier fuerza de la naturaleza, enfermedad o entuerto del azar en el que nos veamos implicados. Pero es necesaria la conciencia plena de lo que somos para detectarla, aprender a vivir con ella y actuar en consecuencia. No podemos exigirle esa conducta a un niño, sufra una enfermedad o disfrute plenamente de la salud. Por eso resulta tan importante que Balears sea pionera entre las comunidades españolas en aplicar el programa Alerta Escolar, es decir, en el acompañamiento, tratamiento y vigilancia de escolares con diabetes, asma grave, alergias con riesgo de anafilaxia, epilepsias y patologías cardiacas congénitas. El riesgo cero no existe, lamentablemente hay pruebas recientes de ello en un colegio de Palma, pero vigilar la salud de los pequeños escolares más frágiles y mejorar en todo lo que se pueda su día a día redunda en que sean capaces de desarrollar sin interrupciones su proceso educativo y crea entornos más seguros para estos pequeños a los que la vida ha puesto una dificultad más.

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