En el mes de marzo del año pasado un funcionario de Demarcación de Costas realizó una visita a la cueva de Son Verí, que un extranjero de nacionalidad polaca ha convertido en una vivienda, al no poder hacer frente al pago de un alquiler, tapando con piedras y cemento algunas zonas para que no entre el frío en el habitáculo en el que reside. Costas reaccionaba a un informe remitido por la Policía Local de Llucmajor, que entregó acompañado de un completo reportaje fotográfico. Las imágenes tomadas hace un año nada tienen que ver con el actual estado de este área de Son Verí, ya que el extranjero ha dedicado los últimos doce meses a limpiar y rehabilitar la zona, convirtiéndola en una confortable vivienda en un lugar privilegiado frente al mar, con ningún vecino a su alrededor. El hombre, albañil de profesión, ha construido paredes con piedras y ha colocado hasta ventanas, lo que permite la entrada de la luz en su vivienda e impide que penetre el frío.

Cuando los inspectores realizaron la inspección lo que detectaron es que en la cueva se habían acumulado muchas basuras. Había sillas y hamacas abandonadas, pero ningún atisbo que pudiera hacer pensar que después se convertiría en una vivienda.No hallaron al extranjero. El informe que firma el entonces jefe de la Demarcación de Costas, Carlos Simarro, fechado en marzo de 2018, señala que el área "parece que se encuentra en zona de tránsito y afectando muy poco al dominio público", pese a que la cueva se encontraba a una distancia de apenas tres metros del acantilado que accede directamente al mar. Lo que hizo Costas fue dar respuesta a un informe previo, fechado en enero de 2018, que realizó la Policía Local de Llucmajor. El inspector que lo firma certifica que en el interior de la cueva está lleno de objetos que se utilizan habitualmente en las viviendas, tanto para cocinar como para realizar una vida diaria. Tampoco hallaron al extranjero y se certifica que hace tiempo que no vivía nadie en aquella zona, sobre todo desde que se incendió. Lo que parece claro es que desde entonces ningún funcionario público ha vuelto a realizar más visitas a esta zona de Son Verí. El ocupante ha convertido este espacio natural en su casa. Ha construido una pared, amontonando piedras, lo que evita el acceso a la cueva natural. También ha colocado una puerta para impedir que otras personas entren en el espacio cubierto, que ha dividido entre zona de cocina y el área de descanso, donde ha instalado unos sofás y un televisor, que funciona con un generador.

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