El hijo de Gloria Zavala, el principal sospechoso de su violenta muerte, podría haber tenido ayuda para ocultar el cadáver y escapar. La Policía Nacional está investigando si el menor de 16 años, desaparecido junto a su novia desde horas antes del hallazgo del cuerpo, contó con la colaboración de otras personas. Algunos vecinos de la zona han declarado que vieron un coche desconocido en la cochera donde luego apareció muerta la mujer, escondida en un arcón y metida en grandes bolsas de plástico. También recuerdan que el chico estuvo conversando con un hombre adulto en las inmediaciones de la vivienda poco antes de desaparecer. Los investigadores siguen tratando de localizar al adolescente, que según algunos indicios habría conseguido llegar a Bélgica.

Desde que el pasado miércoles de madrugada se encontró el cadáver de Zavala, ecuatoriana de 56 años, la Policía ha recabado abundantes indicios de que su hijo estuvo directamente implicado en su muerte. Aunque hacen falta más pruebas para aclarar las circunstancias del fallecimiento, la autopsia ha confirmado que se trata de un homicidio. Los agentes están convencidos de que la mujer murió en la vivienda, en cuyo garaje fue escondido el cadáver. Los forenses fechan el crimen entre el viernes y el domingo de la semana pasada.

Varios vecinos de la víctima, residente en el número 278A de la Carretera Militar, en s'Arenals'Arena, han relatado el extraño comportamiento del hijo de Zavala durante esos días. La mujer que tiene alquilada la cochera asegura que el viernes por la tarde llegó con su vehículo y encontró un candado en la puerta de entrada al garaje. Cuando llamó a la vivienda de la víctima para protestar, le abrió el hijo de la mujer. Tardó cinco minutos en hacerlo y llevaba un algodón ensangrentado en la nariz. Según contó, había puesto el candado porque estaban "limpiando" la vivienda. La cadena apareció y desapareció en los días siguientes. Esta testigo afirma que el lunes no estaba puesta, pero el martes volvió a encontrarse con ella. La mujer ha aportado otro revelador detalle: desde que alquiló el garaje hace algo más de un año, nunca vio allí un arcón.

Otros vecinos de la zona han señalado que a lo largo del fin de semana del crimen vieron y oyeron cosas extrañas en la casa. Cuentan que un coche desconocido accedió durante esos días a la cochera y que por la noche escucharon fuertes ruidos y golpes en el inmueble de Gloria Zavala. "Era como si movieran muebles", explicó una testigo. También recuerdan haber visto al chico en compañía de un hombre adulto, al que no habían visto nunca por allí.

Con todo, los investigadores de la Policía Nacional barajan la posibilidad de que alguien ayudara al adolescente a mover el cadáver de su madre, meterlo en dos grandes bolsas de plástico cerradas con cinta americana y esconderlo en un arcón en el interior de la cochera.

La actitud del menor cuando el lunes su madre no fue a trabajar y sus compañeras empezaron a buscarla es otro de los indicios sospechosos. El adolescente se mostró tranquilo y aseguró que vio a su madre por última vez el domingo por la tarde, cuando se fue "a trabajar". Una patrulla de la Policía Nacional acudió al domicilio el lunes por la tarde cuando las amigas de Zavala alertaron de su desaparición y los agentes incluso hablaron con el chico.

A la mañana siguiente, tras presentar la denuncia formal, se marchó. Salió de casa a mediodía, con una gran mochila. Su novia, de 17 años, está desaparecida desde ese mismo día. La Policía sabe que ambos reunieron cierta cantidad de dinero y cree que huyeron juntos, posiblemente a Bélgica, apenas unas horas antes de el hombre con el que Zavala y su hijo convivían regresara de un viaje y descubriera lo ocurrido.

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