Javier Rodrigo de Santos, ex teniente de alcalde de Palma por Cort y jefe de campaña electoral de Jaume Matas en las elecciones de 2003, afirma que las acusaciones de dos presos en tercer grado contra él, por siete presuntas violaciones y dos agresiones sexuales, son una venganza porque los expulsó de un piso de acogida y reinserción para reclusos gestionado por la ONG para la que trabajaba.

Según fuentes jurídicas próximas al que fuera responsable del Insalud en Baleares, los dos denunciantes se habían negado a contribuir con los gastos comunes del piso de acogida tutelado por De Santos. Este no tuvo más remedio que echarlos de la casa y los dos jóvenes internos, que se hallaban en tercer grado penitenciario, reaccionaron

denunciando las presuntas violaciones y agresiones sexuales.

De Santos proclama su inocencia y destaca que la primera denuncia se interpuso poco después de la expulsión de los internos.

El exdirigente del Partido Popular de Baleares confía en que su recurso contra el auto de procesamiento sea estimado por la Audiencia de Madrid o que, en último extremo, se demuestre su inocencia en la vista oral.

Javier Rodrigo de Santos, condenado por malversar 50.000 euros de Cort en clubes de alterne masculinos y otros fines privados y por abusar sexualmente de unos menores que eran catequistas de su ex mujer y amigos de sus hijos, se ha convertido en los últimos años en un testigo de cargo contra la corrupción.

Hace pocos meses el exedil declaró ante la Audiencia como testigo de la fiscalía anticorrupción en el caso Over.

Tras cumplir las penas privativas de libertad el sustento laboral de De Santos ha sido precario, dado que su pasado le ha marcado a la hora de buscar trabajo o ser contratado. Trabajó en esa ONG, pero fue despedido tras las denuncias de los dos jóvenes presos.

Javier Rodrigo de Santos barajaba ahora pedir su reingreso como funcionario de primera nivel de la administración estatal, cargo que perdió por sus condenas penales.

El expolítico nunca ha reconocido que sufra, o haya sufrido, una adicción al sexo, pese a las evidencias en su contra. De Santos siempre atribuyó sus problemas con los gastos injustificados de una tarjeta de crédito municipal a su adicción a la cocaína.