"Yo era un joven bueno, simpático, los falangistas me llevaron a los campos de concentración por tener ideas diferentes, por ser republicano, y aún lo sigo siendo. Yo nunca hice ningún mal a nadie". Así empezó ayer su inquietante relato Gabriel Riera, superviviente de los campos de concentración del dictador Francisco Franco, y quien ayer protagonizó la presentación del libro Los campos de concentración de Franco. Sometimiento, torturas y muerte tras las alambradas, del periodista Carlos Hernández de Miguel.

Riera estuvo en más de media docena de estos centros de exterminio y trabajos forzadosmedia docena de estos centros de exterminio y trabajos forzados, al menos en cinco de Mallorca. Mencionó los campos de concentración de San Juan de Campos, el de Can Farineta o el de Rafal des Porcs, lugares en los que dejó de tener nombre, "pasé a ser un número, el 113", recordó, y en los que, junto a los demás recluidos, "picaba piedra, construía carreteras y realizaba labores del campo", relató.

Durante la presentación del libro, que tuvo lugar en el Archivo del Reino de Mallorca y que contó con la presencia de la consellera de Hacienda, Catalina Cladera, y del conseller insular de Economía, Cosme Bonet; el centenario republicano explicó que no solo estuvo retenido en campos de concentración de la isla, también estuvo en Madrid y en Tetuán, Marruecos. Sin embargo, fue en Mallorca donde aseguró, con un curioso sentido del humor, que lo peor de todo no había sido el hambre, sino "estar privado de libertad y estar vigilado por personas que se decían honestas, por gente sin escrúpulos".

Una de sus peores experiencias tuvo lugar en el campo de concentración de Tetuán, donde aseguró no haber podido disponer de agua para beber, mucho menos para lavarse: "Cerca del campo había un riachuelo, allí nos obligaban a desnudarnos y a meter la ropa en un bidón para hervirla y limpiarla así de piojos". Mientras 'lavaban' su vestimenta permanecían desnudos, ateridos de frío, "pasábamos un frío terrible, no sé cómo no murimos", recordó.

Fue allí en Tetuán donde Riera trató de escapar y huir al Marruecos francés, pero no lo consiguió y fue arrestado. "Llegué a ver la frontera, tuve al alcance de mis ojos la libertad, pero nos llevaron a prisión", explicó con pesar. A pesar de todo, señaló que el peor campo de concentración en el que estuvo fue el de Málaga, al que le llevaron después de estar en Marruecos, "era un sitio terrible, el peor de todos los que estuve, había mucha hambre y los guardianes eran soldados, no guardias civiles, y nos trataban como a perros, a patadas".

Gabriel Riera fue uno de los pocos que consiguió sobrevivir a los campos de concentración. Quedó en libertad y volvió a Mallorca, donde este año ha recibido la Medalla de Honor del Consell y que ayer exhibió con orgullo.

Recuperar la historia

Por su parte, Carlos Hernández explicó que su objetivo al escribir este libro fue "recuperar la historia de miles de 'bieles', sacarles del olvido" y mostrar que su única culpa había sido "ser demócratas y haber defendido la libertad". La experiencia de uno de sus tíos, que sobrevivió a Mauthausen, en Austria, desencadenó su investigación, un trabajo que le condujo a los mallorquines recluidos en los campos de concentración.

15.000 reclusos construyeron 200 kilómetros de carreteras en Mallorca

Unos 15.000 presos que trabajaron en más de 20 campos de concentración durante la Guerra Civil y en los primeros años de la dictadura construyeron 200 kilómetros de carreteras en Mallorca, según calcula la investigadora y estudiante de Historia de la UOC Maria Eugenia Jaume en su trabajo de fin de máster.

La autora de este trabajo sobre los campos de trabajo de Mallorca, que recoge fuentes hasta ahora inéditas, será una de las participantes en la jornada '¿Para qué sirve la memoria histórica hoy?', organizada en la sede de la UOC en Palma este sábado, según informó la Universitat Oberta de Catalunya en un comunicado. La investigadora considera que "recuperar la dignidad es recuperar los nombres de las personas que trabajaron en los más de 20 campos de concentración de Mallorca". Jaume, que publica este mes Esclavos olvidados. Los campos de concentración en Mallorca 1936-1942, ha recuperado 3.000 nombres, "pero todavía quedan muchos más", añade.

En los campos de Mallorca se concentraron presos comunes y políticos, y tanto mallorquines como llegados de la Península.

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