De cómo las ciudades se han transformado para acoger una cantidad cada vez más ingente de turistas. Y de cómo los movimientos sociales han evolucionado para articular respuestas a la turistificación, fenómeno que se ha apoderado de calles y barrios tradicionales para convertirlos en un mercado global consagrado al lucro. Son algunas de las ideas sobre las que pivota Ciudad de vacaciones. Conflictos urbanos en espacios turísticos, un libro que aborda los efectos del turismo de masas en doce ciudades de Latinoamérica, Portugal y España, incluida Palma.

Los antropólogos José Mansilla y Claudio Milano, coordinadores del volumen, viajaron ayer a la isla para presentarlo en la librería Drac Màgic junto con Marc Morell, antropólogo mallorquín y autor de uno de los capítulos centrados en el alquiler turístico.

El punto de partida es el capitalismo y su necesidad de encontrar nuevos nichos de negocio para perpetuarse. "La ciudad de los años 80 se vuelve atractiva. Un giro neoliberal impulsa su 'terciarización' y nos conduce a una ciudad que tiene que ser atractiva para acoger turismo urbano. Eso ha sucedido en todo el mundo, desde Palma a Quito, pasando por Seúl o Ámsterdam", explica Milano. Y la capital de Balears es "un ejemplo clásico", según los investigadores.

El fenómeno es fuente de nuevos problemas entre los residentes, y los movimientos sociales se ven obligados a ocuparse del turismo y sus efectos indeseados entre la población local. "En Palma tienes el ejemplo de la plataforma 'Ciutat per a qui l'habita'. Son activistas que probablemente hace diez años estaban centrados en otras luchas de la ciudad. O mira cómo se ha transformado el GOB, un movimiento esencialmente ecologista que ha tenido que poner el turismo en su agenda de reivindicaciones", añade Milano.

Los dos antropólogos, residentes en una Barcelona que ocupa una extensa parcela del libro, lamentan la pérdida de espacios de la ciudad que hasta hace unos años eran utilizados únicamente como lugares para que los vecinos sociabilizaran. "En Palma y en otras ciudades se han producido tres cambios fundamentales: la subida del precio de la vivienda, tanto de alquiler como de compraventa; la saturación del espacio público; y alteraciones en el paisaje urbano, incluyendo nuevos tipos de comercios y cambios en el tejido social de los barrios", advierte Mansilla. "Los residentes tienen tres posibilidades ante este fenómeno: adaptarse, mudarse o resistir", añade este investigador.

El turismo tiene tanta capacidad para transformar un barrio como un nuevo plan urbanístico. "La diferencia es que a los turistas les ves", subraya Mansilla. "Empiezan a aparecer por tu barrio y como consecuencia los bares anuncian los menús en otros idiomas. Más tarde les ves también fuera de la temporada alta y descubres que en zonas en las que no hace mucho apenas había turistas, se organizan incluso despedidas de soltero. Lo podemos llamar turistificación, gentrificación, 'disneyficación' o 'museificación', pero todo es lo mismo: las ciudades han pasado de ser un espacio en el que se sociabilizaba a convertirse en un mercado", argumenta Mansilla.

En este contexto el acceso a la vivienda se vuelve una angustiosa carrera de obstáculos para los residentes. Los alquileres se disparan, desplazando a muchos vecinos del centro a la periferia, y la proliferación de viviendas turísticas contribuyen a disparar las rentas en un mercado recalentado por una oferta que no cubre la altísima demanda. Un patrón que se reproduce en todas las urbes turistificadas.

"Cuando la ciudad se transforma para extraer un lucro, la vivienda se vuelve clave, sobre todo en un sistema turístico que basa su éxito en el exceso de llegadas. El sistema necesita ofrecer más y más opciones de alojamiento, lo que conduce al fenómeno de la gentrificación, primo hermano de la turistificación", relata Milano. Ambos investigadores coinciden en culpar a la inacción de las diferentes administraciones en este apartado.

"Hay que regularlo con políticas públicas porque el sistema se basa en atraer a más turistas que a su vez van a necesitar de una mayor oferta para alojarse", advierte Milano.

'Tourists go home'

La cubierta del libro está dominada por una ilustración que reproduce a un turista haciéndose un selfi ante un pintada que reza " Tourists go home(turistas, volved a casa). Un mensaje reproducido, con diferentes variantes, en paredes y mobiliario urbano de Palma, Barcelona y tantas otras urbes que sufren una fuerte presión turística. Sin embargo, los dos investigadores rechazan asociar ese tipo de actos con turismofobia.

"Ese concepto es un invento del sector porque no quiere dar legitimidad al malestar social de los residentes. Que determinados movimientos sociales hagan pintadas no es más que una narrativa urbana; hay pintadas para todo. Pero ellos contestan con un discurso ideológico del turismo como único motor de desarrollo de Palma, no aceptan la crítica", expresa Milano.

Un recorrido por doce urbes de España, Portugal y Latinoamérica

Los antropólogos José Mansilla y Claudio Milano han coordinado un volumen que analiza las particularidades de los procesos de turistificación que han sufrido doce ciudades de todo el mundo, incluida Palma. El mallorquín Marc Morell escribe un capítulo sobre alquiler turístico.