La carretera de Costitx donde se produjo este desgraciado accidente tiene una anchura de cinco metros, es decir, es un tramo muy estrecho, donde apenas pasan dos vehículos. Poco antes de producirse el accidente el camión tuvo que reducir su velocidad, debido a que venía de frente otro vehículo. De hecho, el otro conductor le saludó a través de las luces. La sentencia del juzgado de Inca, que puede ser recurrida, incide en que la carretera a la hora que se produjo el accidente estaba muy oscura, debido a que todavía no había amanecido y no contaba con luz artificial. Además, el hecho de que el padre vistiera con ropas oscuras y no se había colocado ninguna prenda reflectante tampoco facilitaba a ser visto por los conductores.