Más de 185.000 personas tomaron en algún momento del año pasado ansiolíticos o antidepresivos recetados por facultativos de la sanidad pública, según datos facilitados por el Servei de Salut. Este volumen de pacientes, que supone el 16,4% de la población total de Balears, según datos del padrón del INE de ese ejercicio (1.128.908 habitantes), no incluye a los usuarios de la sanidad privada que, sin duda, también hacen uso de ellos.

Individualmente, las cifras del consumo de ansiolíticos son más abultadas. El año pasado los tomaron al menos en alguna ocasión 134.752 usuarios de la sanidad pública, casi el 12% de la población de las islas. Estas personas consumieron un total de 900.460 envases que costaron 1.754.022 euros, 1,38 millones de los cuales los sufragó el IB-Salut mientras que el resto salió del bolsillo de los ciudadanos.

Orfidal, valium, trankimazin

Los ansiolíticos más consumidos en Balears son, por principios activos, el lorazepam (la marca comercial más conocida es el orfidal), el alprazolam (trankimazin) y el diazepam (valium), todos ellos benzodiazepinas, esto es, medicamentos psicotrópicos con efectos sedantes e hipnóticos.

En lo que hace referencia a los antidepresivos, 102.827 personas seguían un tratamiento con ellos el año pasado, más de 9% de la población total del archipiélago.

Estos pacientes consumieron el pasado ejercicio un total de 820.626 envases con un coste significativamente mayor. En total ocasionaron un gasto de 11,68 millones de euros de los que 10,6 fueron aportados por las arcas públicas.

Para estos casos los médicos de Primaria, o los psiquiatras a los que son derivados estos pacientes por los primeros en caso de que no haya mejoría o se produzca un agravamiento del estado, recetan fármacos inhibidores de los receptores de la serotonina entre cuyas marcas más conocidas se encuentra el famoso prozac (la fluoxetina es su principio activo).

Y lo que llama la atención de los datos aportados por el Servei de Salut es que el número de personas que toman estos medicamentos no ha parado de crecer desde el año 2013 salvo un pequeño retroceso registrado en 2017.

Así, en 2013 hubo 95.247 personas que los tomaron en algún momento de ese año que subieron hasta los 99.562 un año después, 4.315 personas más, el mayor incremento de la serie, en 2014. Continuó creciendo el número de pacientes en 2015 (101.344), en 2016 (101.792) hasta que en 2017 se produjo el citado retroceso al contabilizarse menos pacientes medicados con estos fármacos: 100.010.

Pero tan solo parece un pequeño paso atrás para tomar impulso ya que el año pasado se registraron los citados 102.827 pacientes que tuvieron que hacer uso de ellos, la cifra mayor del periodo analizado. Hasta el momento.

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