Balears suma 158.000 plazas turísticas más que hace cuatro años, “el mayor aumento de la historia”, según Terraferida. Los ecologistas han detallado esta mañana el número de plazas -hoteleras y de alquiler turístico- por islas con datos de la conselleria de Turismo actualizadas hasta marzo: la oferta legal en Mallorca ha crecido un 37,7% desde 2015 hasta situarse en 397.746 plazas. Y todavía no se ha tocado techo.

“En 1997 había unas 340.000 plazas turísticas en todo el archipiélago. Solo Mallorca tiene hoy más plazas que todas las islas hace no tanto tiempo”, ha ilustrado uno de los portavoces de Terraferida, Jaume Adrover, acompañado por Joaquín Valdivielso.

Y hay margen para seguir creciendo porque Mallorca todavía no ha alcanzado su techo de plazas legales que se fijó en 430.000. “A este ritmo el Consell las habrá adjudicado antes de que termine este año”, ha pronosticado Adrover, sorprendido por el vertiginoso crecimiento que se ha producido esta legislatura. “Este incremento ha superado las expectativas que teníamos hace unos años, cuando había un pacto social no escrito para establecer límites”, ha añadido.

Los ecologistas atribuyen este fenómeno a varios factores. “Balears quiso salir de la crisis con una única receta: más construcción y más turismo. Y en una comunidad que desde 2008 no ha protegido ni un metro cuadrado de suelo”, ha lamentado Adrover,.

La ley de turismo que aprobó Carlos Delgado la pasada legislatura - “eliminó restricciones urbanísticas”- abonó el actual escenario, según Terraferida. Y también “el efecto Barceló” porque el exconseller de Turismo “anunció que reformaría la ley turística y durante durante un año provocó un efecto llamada en el que se concedieron todas las tipologías de plazas que se pidieron”.

Del mismo modo, Adrover ha lamentado la oferta ilegal, de la que no existen cifras: "El alquiler turístico ilegal es imparable y no lo vas a parar con catorce inspectores. Ni con multas de 300.000 euros a Airbnb. Son sanciones ridículas porque esas empresas ganan ese dinero en cinco minutos".

Los ecologistas exigen “un techo de plazas real” o “un dos por uno”. Es decir, dar de baja dos plazas -y no una, como ahora figura en la ley- para dar de alta una nueva. "A medio plazo frenaría la máquina, que ahora está disparada", ha indicado Adrover.