Unas 1.500 trabajadoras velan por el bienestar de las personas mayores en las residencias y centros de día privados de las islas. Los levantan, los asean, les dan la medicación y las comidas, hablan con ellos, los acuestan. Los cuidan.

Pero este imprescindible trabajo "de máxima responsabilidad" no está lo suficientemente valorado ni reconocido y por ello, critican desde el colectivo, han de desarrollarlo en unas condiciones inadecuadas para ellas y para los usuarios. Por eso, este sector, feminizado y precarizado, ha decidido, como en su día hicieron las camareras de piso, luchar para lograr sueldos dignos; recursos adecuados y plantillas mejor dotadas, que permitan reducir el número de personas mayores que tienen a cargo, asegurándoles así un trato correcto y seguro.

Ayer un centenar de estas trabajadoras se concentraron en Palma (vea las imágenes de la concentración), en una convocatoria conjunta de CC OO, UGT y USO en la que se leyeron y escucharon lemas como "no son muebles, son personas"; "cobramos una mierda y estamos destrozadas"; "máxima responsabilidad, mínimo salario" o "hay que cuidar a los que cuidan, merecen un salario digno". "Haremos todas las protestas que hagan falta", aseguró Paquita Merino, responsable de Dependencia en UGT, que recordó que el sueldo de este colectivo está por debajo de los 900 euros y que muchas descansan únicamente un día a la semana. Lamentó que las condiciones de trabajo vengan recogidas por un convenio estatal que no tiene en cuenta la realidad insular.

Para trabajar en las residencias y centros de día, se exige una acreditación que implica el reconocimiento de la formación y experiencia laboral o tener el título de auxiliar de enfermería o de técnico sociosanitario. Carolina Abad, desde USO, recordó que este sector se ha ido profesionalizando, pero que este proceso no se ha traducido en una mejora de las condiciones. Criticó que en el caso de los servicios concertados, las empresas tienen "margen suficiente" como para asumir un incremento salarial y seguir teniendo beneficios. En Baleares, Domus y Grupo 5 son las dos grandes compañías que gestionan las residencias de mayores.

Para Abad, otra clave de sus reivindicaciones es bajar las ratios de personas a cargo para cada trabajador: "No se les puede dar el trato digno que se merecen". Algunas de las asistentes a la protesta de ayer deploraron por ejemplo tener menos de diez minutos para levantar a cada usuario y muy poco tiempo para asearlos (procesos delicados). Además, lamentó, se pone en juego la integridad física tanto de los residentes como la de las trabajadoras. En este sentido,apuntó la necesidad de que, como se ha hecho con las camareras de piso (con las que están en contacto), se les reconozcan determinadas lesiones como enfermedades profesionales. Consideró que parte del problema está en que no se valora el trabajo de los cuidados como correspondería.