Más partidos y más repartidos que nunca. Hay escaños para todos los públicos. Ahora que los periodistas debemos pedir perdón a diario, conviene arrepentirse de haber pretendido durante más de treinta años que el bipartidismo rezumaba erotismo, antes de que en 2015 estallara el pluripartidismo bipolar. Ninguno de los cabezas de lista baleares al Congreso se atreve a insinuar siquiera que gobernará en solitario. Una humillación para la dominante Marga Prohens, el último vestigio de los políticos que han saboreado la hegemonía así en el Consolat como en La Moncloa.

Se celebraba el debate de los debutantes, la misma Prohens reprochaba al autoestimado socialista Pere Joan Pons que "en esta mesa es el único que ha estado en Madrid". Cuatro de los presentes tienen un escaño garantizado. Prohens y Pons, así como Joan Mesquida con Ciudadanos y el perfil menos bajo que subterráneo de Antònia Jover en Podemos.

Desde El Pi, Joan Miralles confía en la utopía, aunque se eliminaba de la quiniela al dirigirse en tercera persona a quienes se olvidan de Mallorca "una vez que van a Madrid". Prohens les reprochaba a Pons y Antich que "solo han salido una vez en prensa" desde que fueron pasaportados respectivamente al Congreso y al Senado. Olvida que compartirá el exilio de sus rivales. Aproveche para verlos ahora, porque no volverá a divisarlos en cuatro años.

Se diluirán en la capital, pero ya presumen de su anonimato en campaña. En lugar de celebrar el triunfo compartido, se esclavizan a las siglas, corderos pascuales sacrificados a sus partidos. Ninguno escapa al guion, no se adivinó a un solo alumno de la academia de demagogia recreativa de Jaume Font. Se han amputado la autonomía, en un anticipo de la obediencia ciega que exige la religión madrileña.

Tres mujeres de siete en un debate preelectoral establece una nueva marca. El PP ya tuvo a una al frente, pero se llamaba Teresa Palmer. La número uno de Vox se excusó por laringitis, que parece frágil desafío para una jugadora de rugby como Malena Contestí. Nunca un candidato se ha desmarcado con tan magra excusa, obliga a plantearse si posee las dotes necesarias para sobrevivir a Madrid. O si ha heredado algo de su padre.

La ausencia de Contestí en el día mundial de la Voz que no de Vox, remitía a una escena del Manual de resistencia de Pedro Sánchez. Cuenta el presidente que "Susana Díaz no asistió al acto porque estaba enferma, y su ausencia se convirtió en la noticia más importante de nuestra convención autonómica. Al día siguiente la vi en un acto público, y me alegré mucho de su pronta recuperación".

Lejos del ánimo de un triste comentarista entrometerse en las tripas de un partido pero, quién quiere a Contestí de número uno, si dispones de una Manuela Cañadas triunfal anoche desde su candidatura el Senado. Su "155, por supuesto que sí" resume un rosario de eslóganes que enfurecían a quienes nutren el auge de Vox.

Cada vez que se avergüence de los candidatos mallorquines, repase a los especímenes que presiden los partidos estatales, con una sola excepción. De ahí que prácticamente ninguno de los participantes mencionara a sus líderes estatales de escaso fuste mas allá de lo imprescindible. Es decir, una vez o ninguna.

En tiempos de saturación de autoayuda, cuesta recordar a los candidatos que han de creer en sí mismos antes de que los demás confíen en ellos. O que no se puede leer, tomen ejemplo de Prohens. Todos están mas preocupados de cumplir las aburridas consignas partidistas que de explorar su personalidad, si la hubieren.

Hay que pedir perdón desde el principio hasta el final. Por ejemplo, a un Joan Mesquida que se está consagrando como la revelación explosiva de los debates, aunque sea a costa de dinamitar las ideas que jalonan su carrera previa en el PSOE. Cuesta creer que se sienta tan encolerizado o tan español, pero interpreta sus papel con solvencia. Desmiente a quienes hemos presumido durante décadas de que no es un político de elección, sino de proclamación, que se presentaba a ministro y no a diputado. Y cuántos se indignarán con este incienso.

La extraordinaria disertación de Mesquida, sobre el REB nulo del PP de Rato y el todavía más estéril del PSOE, se enseñará en las universidades. No omitió la relación de las entidades ovinas que se sometieron a la estafa fiscal patrocinada por los socialistas, aunque cabe anotar en descargo de estas ONGs que lo hicieron cobrando.

Pons será el campeón según las encuestas, con sus aires de "¿alguien entre el distinguido público ha leído hoy Le Monde?" Sin embargo, conviene que no se confíe ante una Marga Prohens que emplea la táctica dúplice de seducirlo en los entreactos, para mejor aporrearlo en escena.