"Siempre que exista una demanda social, y parece que es así, y que se debata en profundidad y sin la simplificación en la que están cayendo los políticos, sí somos partidarios de regular la eutanasia siempre y cuando el procedimiento esté bien determinado y la decisión se adopte tras un asesoramiento multidisciplinar".

Con todas estas matizaciones, lo que da una idea de la complejidad del asunto, se pronuncia a favor de legalizar la eutanasia la doctora Catalina Rosselló, presidenta de la Societat Balear de Cures Pal·liatives (IllesPal), una médico de familia dedicada a ayudar a morir a personas en Mallorca durante los últimos quince años.

También su compañera Mercè Llagostera, actual coordinadora de la estrategia autonómica de Cuidados Paliativos, y siempre hablando a título personal, se muestra a favor de regular la eutanasia siempre y cuando previamente se garantice a toda la población el acceso a los cuidados paliativos.

Diferencia que mientras la atención paliativa es una atención integral -médica, psicológica, social-a la persona que padece una enfermedad que limita su vida, lo que ya no es sinónimo como antes de asistir a un paciente en fase terminal, la eutanasia es "aplicar a una persona un medicamento para acabar con su vida cuando lo ha pedido reiterada y conscientemente".

De esta manera, Llagostera quiere evitar algunos "flecos no bien cubiertos en países donde la eutanasia está legislada", alude refiriéndose a cuando se pide para personas que ya han perdido la capacidad de hablar y de expresarse.

En cualquier caso, la coordinadora autonómica subraya que "nuestra sociedad necesita tener este diálogo, hablar del tema. Parece muy fácil decir sí o no, pero no lo es. Una persona puede cambiar de opinión o, simplemente, tener la capacidad de decisión alterada", apunta.

Catalina Rosselló admite que al ser su colectivo "los que acompañamos a la persona al final de su vida" están, en cierta medida, más preparados, con una actitud más abierta para entender qué motiva la petición de adelantar la muerte.

Ley de Cuidados

Pero, reitera, antes de legitimar la eutanasia debe garantizarse el acceso a los cuidados paliativos algo en lo que, recuerda, Balears es pionera tras la promulgación en el año 2015 de la ley de Cuidados y Garantías en el Proceso de Morir. Una normativa a la que, pese a que garantiza recursos para este tipo de asistencia, aún le queda un largo recorrido.

Y la presidenta de IllesPal marca los, a su juicio, requisitos indispensables para que una persona pueda solicitar un fármaco que acelere su final. A saber, que padezca una enfermedad incurable y mortal; que curse con un sufrimiento insoportable y que el paciente exprese ese deseo cuando haya sido debidamente informado y de forma consciente y reiterada en el tiempo. "Una persona que te exprese que no quiere morir pero que tampoco quiere seguir viviendo con un sufrimiento que ya no puede tolerar", ejemplifica.

"Aunque no puede ser la salida rápida sin más. Hay que valorar desde la ética si puedo hacer algo más por ti. A estos tres requisitos indispensables se debe añadir esta revisión ética y un procedimiento de actuación regulado", matiza Rosselló.

¿Por qué los profesionales de la Medicina en general y los de cuidados paliativos en particular se muestran en parte reacios a legislar la eutanasia? La presidenta de la sociedad científica de estos últimos expresa sus resquemores.

"Los pacientes que la pidan deben ser competentes. ¿Qué pasa con los que padecen demencias o trastornos mentales? ¿Y con los recién nacidos con malformaciones?", se pregunta con el objeto de provocar una reflexión.

"Porque hay enfermedades que cursan con un sufrimiento que podrían ser abordadas de otra manera. Una persona, por ejemplo, que está sola, sin recursos económicos y a la que su enfermedad le conduce a una pérdida total de su autonomía puede vislumbrar su futuro como algo insoportable", plantea otro ejemplo que le lleva a concluir la que sería otra de las objeciones médicas: "No nos sentimos suficientemente formados emocionalmente para lidiar con estas situaciones".

Pese a que en Balears faltan aún cosas para garantizar el acceso a un acompañamiento digno en el proceso de morir, Rosselló considera que la sociedad balear "está madura, la regulación de la eutanasia es una demanda social. Está diciendo: '¡Respetad mi autonomía para decidir o, cuando menos, dejadme participar!' Pero, a pesar de todo, aún creo que nos falta mucho debate social, ético y político. Y, además de todo ello, un asesoramiento multidisciplinar", concluye.

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