Los profesionales de las islas que trabajan con niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad social están detectando en los últimos años un aumento de casos de explotación sexual infantil con estos menores por parte de grupos "cada vez más organizados".

Los chicos de familias desestructuradas, con problemas de consumo de drogas, absentismo escolar y/o que residen en centros de acogida son las "presas fáciles". Los profesionales han observado que estos menores mantienen relaciones a cambio de dinero u otros bienes sobre todo cuando se encuentran fugados de sus casas o de los centros de acogida donde están viviendo en muchos casos.

Así lo recogen Susana Pulido y Antonio Rivas, trabajadores de la Fundación Amaranta, en uno de los artículos incluidos en el volumen Vulnerabilidad y Resistencia: Experiencias investigadoras en comercio sexual y prostitución, coordinado por los investigadores de la Universitat Lluís Ballester, Carmen Orte y Rosario Pozo Gordaliza y presentado ayer en Palma.

Menores: Aspectos para la protección

Pulido y Rivas describen cómo esta explotación sexual adopta varias formas: de una aparente relación consensuada donde el sexo se intercambia por atención, regalos, alojamiento o drogas, hasta las bandas de crimen organizado. En cualquier caso, "lo que caracteriza la explotación es la desigualdad de poder en la relación".

Los estudios muestran que habitualmente los abusadores son personas allegadas o un lover boy, el chico con apariencia de novio que embauca a las menores. Los captadores saben dónde ir a buscar a estos jóvenes: parques, estaciones o zonas con wifi gratis.

El hecho de que muchos de estos menores no se reconozcan como víctimas dificulta mucho la intervención. Los autores diferencian entre la explotación sexual que sufren los menores aquí y la trata , que afecta principalmente a los menores extranjeros no acompañados (MENAS).

La dificultad de cuantificar los fenómenos, la confusión entre los conceptos, la indiferencia social y la impunidad de los abusadores, contribuyen a que la trata y la explotación sexual "se invisibilicen".

En el artículo confeccionado por Beatriz Benavente (Fundación Rana); Ballester; Noemí Pereda (Universitat de Barcelona) y Jordi Pich (UIB) se toca el tema de la explotación sexual comercial en la infancia y la adolescencia (ESCIA), que según UNICEF afecta a dos millones de menores en todo el mundo aunque su alcance real sea muy difícil de determinar.

Así concluyen los autores que echan en falta más investigaciones, más concienciación y más medidas, como perseguir a los clientes.

Procesos migratorios: El negocio de la trata

El libro dedica varios artículos a abordar la relación entre inmigración y prostitución, explotación sexual y trata.

Así por ejemplo se incluye la visión de la experta Valentino Milano, profesora de Derecho Público de la UIB, que recuerda que la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual es el segundo negocio criminal más lucrativo tras el tráfico de drogas y cada año mueve 31.700 millones de euros.

El compromiso de España con los derechos humanos debería traducirse en sistemas de protección y asilo a estas mujeres cuando llegan a nuestras fronteras y aunque en los últimos años se nota un cambio de tendencia, en nuestro país, describe Milano, aún queda mucho por avanzar para garantizar esa protección.

Consumo: Los motivos que dan ellos

Varios capítulos abordan el tratamiento en los medios del comercio sexual y la creación de los imaginarios sociosexuales y el volumen se cierra con investigaciones sobre el consumo de la prostitución.

Andrea Gutiérrez, de la Universidad Pontificia de Salamanca, investiga los motivos que llevan a los hombres a consumir prostitución recordando que éste se mantiene aunque nunca antes había sido tan fácil tener relaciones sexuales como ahora. Ellos dan como motivos la rapidez, el riesgo, la compañía, la necesidad sexual, la distracción y el dominio.

"La burbuja del coño"

Lorena Añón y Natalia Rivas-Quarneti han realizado una curiosa investigación, estudiando las intervenciones en dos foros (uno nacional y otro inglés) de autodeclarados puteros que por sus comentarios demuestran que ven a todas las mujeres como "objetos de satisfacción sexual". Los prostituidores creen que las mujeres aquí "se sobrevaloran" y esto les dificulta acceder al sexo. Ellos lo llaman "la burbuja del coño": no les gusta que las mujeres se valoren y por ellos los puteros al usar estas expresiones "tratan de volver a posicionarlas en el lugar que ellos creen que les corresponde, un lugar de inferioridad".

Nuevas tecnologías

Ballester, Orte y Pozo culminan el libro con su investigación sobre cómo la irrupción de las nuevas tecnologías ha propiciado que los jóvenes tenga un acceso temprano e ilimitado a una pornografía sin vetos, que se vincula con la prostitución e incluye prácticas de riesgo y de sexo violento, con las que se familiarizan.

Los investigadores trabajan ahora para contrastar las consecuencias de este consumo, buscando confirmar si esta nueva pornografía es ahora "la principal fuente de (des-)educación sexual", lo que contribuiría a amplificar estereotipos de género y la cosificación de la mujer.

El libro 'Vulnerabilidad y resistencia: experiencias investigadoras en comercio sexual y prostitución' forma parte de la colección Treballs Feministes de Edicions UIB. Fruto de la colaboración de varios profesionales y académicos su objetivo es "seguir avanzando en la comprensión y reflexión" ante este fenómeno complejo. Fue presentado por Rosa Cursach, directora del IB-Dona; Carmen Orte, investigadora principal del grupo GIFES;y Valentino Milano, profesora de la UIB.