Un astrofísico mallorquín ha dado respuesta a una de las muchas preguntas que plantea el Universo. Alberto Rebassa, profesor e investigador en la Universitat Politécnica de Catalunya (UPC) y afiliado al Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, ha medido por primera vez la masa y el radio de una de las estrellas más antiguas de nuestra galaxia. El descubrimiento le ha valido publicar un artículo en Nature Astronomy, una de las revistas de referencia en el campo de la astronomía.

"Encontramos un sistema binario eclipsante [dos estrellas que se eclipsan una a la otra]. La estrella más importante para nuestro estudio nació cuando se formó la galaxia hace unos diez mil millones de años. Es una de las más viejas de la Vía Láctea", explica Rebassa, de 37 años.

Nadie hasta ahora había podido medir la masa y el radio de estas estrellas, bautizadas como subenanas frías. Existían modelos teóricos, cálculos que nunca habían podido ser confirmados porque este tipo de estrellas son escasas y poco accesibles a los telescopios terrestres. "En ciencia buscas y experimentas para conformar una teoría. Lo que hemos hecho es validar por primera vez las teorías existentes sobre este tipo de estrellas aportando datos contrastados", valora.

El estudio empezó hace un año. Rebassa, investigador principal, ha contado con la colaboración de media docena de científicos, la mayoría británicos, con los que ha firmado el artículo conjuntamente. "El hecho de que una estrella eclipse a la otra es una peculiaridad muy valiosa, y eso es lo que nos ha permitido medir su radio y masa a la vez. No hay muchas estrellas que sean tan viejas y resulta muy difícil estudiarlas por su baja luminosidad", indica.

El Big Bang, la gran explosión que dio origen al Universo, se remonta a hace unos trece mil millones de años; la subenana fría estudiada por Rebassa se formó hace unos diez mil millones, por lo que permanece como un testigo de excepción de aquel Universo todavía joven. Y del nacimiento de la Vía Láctea.

La subenana estudiada por el equipo de Rebassa orbita con una enana blanca, "el remanente de una estrella muerta y a la que solo le queda el núcleo después de haber perdido las capas externas al finalizar su etapa de gigante".

El equipo de científicos encabezado por Rebassa utilizó dos telescopios gigantes para acercarse a su escurridizo objetivo. "Cuando nos dimos cuenta de que teníamos algo verdaderamente importante entre manos pedimos utilizar el Gran Telescopio Canarias. Es el más grande del mundo, con un diámetro de diez metros", detalla el investigador.

"Después completamos el estudio utilizando otro telescopio situado en Chile que cuenta con ocho metros de diámetro. Utiliza una tecnología que nos permitió trabajar a distancia sin tener que estar allí presencialmente", explica el mallorquín.

La estrella que protagoniza el artículo de Rebassa en Nature Astronomy está a 540 pársecs de la Tierra (1.700 años luz) y tiene una dimensión equivalente a una quinta parte del sol. "Estamos hablando de estrellas pequeñas, débiles y raras; no puedes observarlas con cualquier telescopio. Necesitas tecnología punta porque además esta subenana está a mucha distancia, son muchos billones de kilómetros. Gracias a los datos recogidos en Canarias y Chile tuvimos claro que el descubrimiento era muy relevante", afirma este astrofísico.

Publicación del hallazgo

El descubrimiento, el "más relevante" de la carrera profesional de Rebassa, puede leerse desde ayer en Nature Astronomy, publicación mensual que solo se publica en Internet. Para llegar hasta aquí ha tenido que pasar muchos filtros. La revista solo acepta artículos que aporten alguna novedad o sirvan para despejar alguna incógnita. "Hemos pasado por un proceso de autentificación exhaustivo. Otros científicos analizan el estudio a fondo antes de darle el visto bueno", señala.

En 2006 Rebassa ya publicó en Science un artículo sobre el hallazgo de un disco gaseoso alrededor de una enana blanca. Sin embargo, aquella vez no lo hizo como investigador principal.