Si algún día Carlos García Roldán, el presunto cerebro de la estafa inmobiliaria en Mallorca con casi 250 afectados y un agujero de más de siete millones de euros, regresa a Palma para ser juzgado nadie lo va a reconocer: el madurito fondón y con el pelo color paja se ha convertido en un escuálido castaño, cada vez más delgado por la dieta de arroz que le dan en una cárcel colombiana. Roldán lleva preso en Colombia desde el pasado febrero, pendiente de una extradición a España que no sabe cuándo se materializará y resignado a su nueva situación.

El empresario, cuando fue arrestado en una calle de la ciudad colombiana de Buga y en medio de una partida de ajedrez, había adelgazado decenas de kilos; su figura se había estilizado, sus facciones parecían distintas, como recortadas con cuchilla, y su pelo ya no era amarillo-naranja, sino castaño, su color natural.

Según los investigadores ese nuevo aspecto era un truco para dificultar su identificación y detención, pero su familia atribuyó el cambio a las supuestas penurias pasadas en Colombia desde su fuga de Mallorca en abril del 2018.

Ahora, Carlos García Roldán cada día aparece más delgado por la monodieta de arroz que ingiere en la cárcel colombiana. El presunto estafador tiene que buscarse la vida cada día en un centro penitenciario poco parecido a sus homólogos españoles y donde comer, asearse y vestirse dependen del dinero que tengas.

La ropa le viene holgada

La ropa le viene holgada a Carlos, Charly en sus días de derroche, juerga y esplendor en Mallorca. Necesita tallas más pequeñas, pero no tiene cómo conseguirlas.

Sin pesos poco puedes hacer en una cárcel colombiana, pese a que la habitada por Roldán está dotada de un buen surtido economato.

El empresario, que ya en los 90 fracasó en Calella, su tierra natal, con unas promociones inmobiliarias, pretende pasar desapercibido en la prisión para no ser víctima de chantajes o extorsiones. Su principal temor es que se corra la voz de que oculta una fortuna y le salgan "amigos" y "enemigos" por doquier.

A García Roldán nadie le informa en prisión de la marcha de su proceso de extradición a España. El presunto estafador mostró, desde el primer momento de su detención, su deseo de ser juzgado en Mallorca por los presuntos delitos de estafa, alzamiento de bienes, falsedad documental, blanqueo de capitales, organización criminal y usurpación de la identidad de un testaferro.

Sin embargo, el estado del proceso de su extradición es un misterio para él y para el juzgado de instrucción 11 de Palma, que investiga el caso y ha reclamado su entrega.

Este juzgado ha puesto en libertad, con sendas fianzas de 300.000 y 15.000 euros, a Michele Pilato y José Mir, los dos presuntos cómplices de Roldán que fueron arrestados en Palma en agosto del año pasado.

La Guardia Civil, Hacienda y el juzgado siguen tratando de localizar los millones que la presunta trama desvió de las 17 promociones inmobiliarias en Mallorca que puso en marcha. García Roldán asegura que no tiene ni un céntimo, de ahí sus duras condiciones de reclusión.

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