Tener un contrato de alquiler en regla ya no es garantía suficiente para asegurar la cerradura de la intimidad de la casa arrendada. Sobran, en los últimos tiempos, ejemplos de adulteración de este principio que hasta no hace tanto se tenía por sagrado. Es el efecto de la contaminación del mercado inmobiliario por especulación, alta demanda, oferta condicionada y turismo vacacional.
No es un problema exclusivo de Mallorca, pero aquí tiene una incidencia muy alta. Para el próximo sábado están convocadas manifestaciones a modo de llamada "para pinchar la burbuja". La convocatoria es aprovechada para estrenar el primer sindicato mallorquín de inquilinos que,más que un frente beligerante ante la Administración, los desahucios judiciales o los grandes tenedores de pisos, aspira a ser una plataforma de asesoría útil para quienes se ven invadidos por la duda, el abuso o ven tambalearse el contrato de alquiler. Se presenta con vocación de interlocutor. La unión por una misma causa puede afianzar el techo protector.
