Un teniente del Ejército del Aire, que estuvo destinado en la base Aérea de Son Sant Joan, ha sido sancionado por una falta disciplinaria grave, por haber manifestado públicamente sus quejas por el mal estado de los helicópteros que pilotaba. El suboficial ha sido amonestado con 30 días de arresto en un establecimiento disciplinario militar, al ser declarado autor de una falta grave consistente en "hacer quejas o manifestaciones contrarias a la disciplina, así como formularlas a través de los medios de comunicación social". Esta condena ha sido ratificada por el Tribunal Militar Central, que considera que, por su condición de integrante del Ejército, no podía realizar dichas manifestaciones.
Los hechos se sitúan en el mes de junio de 2017. El teniente, como consecuencia del vuelco de un helicóptero "Puma" de la unidad de los SAR en un aeropuerto de Marruecos, publicó en su perfil de Facebook un comentario sobre tal suceso. "Otro accidente y van tres. En esta ocasión le toca a mi escuadrón, a mis compañeros, si bien han tenido mejor fortuna que los anteriores, puesto que todos están perfectamente. ¿Cuánto tiempo vamos a alargar esta situación?".
A continuación añadió: "El SAR está para salvar vidas, no para perderlas. Llevo años callado viendo como nuestras máquinas voladoras y todo el personal que las rodea dan diariamente el mil por mil para ofrecer este servicio a todo aquel que lo pudiera requerir. Yo he sido un rescatado, se de lo que hablo. ¿Hasta cuándo tenemos que seguir así?. Basta, renovación del SAR urgente".
Dentro de su grupo de amigos de la red social había un periodista, que leyó el comentario y llamó al teniente. Acordó una entrevista con el militar, que le realizó unas declaraciones en las que exponía el mal estado de las aeronaves que estaban pilotando. "Están hechos un cristo", titulaba la entrevista publicada en un diario digital. El militar denunciaba que había enterrado a siete compañeros y temía que "pudieran ser más".
En la entrevista, el teniente criticaba que los helicópteros que utilizaba la unidad "llevan 40 años sometidos al ambiente salino, no deberían volar". También se refirió al accidente de Marruecos y señaló que "no murieron seis más de milagro. Están todos hechos un cristo (las naves), nadie quiere volar con ellos".
En la sentencia apunta que el propio militar era consciente de las consecuencias que podía tener la publicación de estas declaraciones. "Estoy dispuesto a que esto me cueste mi carrera militar, no puedo callarme. Yo mismo podría morir en uno dentro de seis meses".
El teniente no se equivocaba cuando hacía estas declaraciones que podría suponer consecuencias disciplinarias graves. Los responsables del Ejército del Aire tuvieron conocimiento inmediato de dichas palabras, por lo que se acordó iniciar un expediente disciplinario. Tras el procedimiento de este trámite administrativo, en el que el militar prestó declaración y reconoció la autoría de las declaraciones, si bien dijo que la entrevista se había publicado sin su autorización, el instructor consideró que la actuación del teniente de la base de Palma era constitutiva de una falta muy grave. Por ello planteó una sanción de 30 días de arresto, que finalmente fue impuesta por un general.
Límite a la libertad de expresión
Para evitar que dicha sanción se ejecutara, el teniente acudió a los tribunales militares, alegando una serie de irregularidades y apelando a su derecho a la libertad de expresión. Sobre este debate es donde más se extiende la sentencia que recuerda que los miembros de las Fuerzas Armadas, como ciudadanos tienen derecho a la libre expresión de pensamientos, ideas y opiniones, pero como militares dicho derecho está limitado. Están sometidos a un estatuto que limita "el ejercicio de determinadas libertades públicas", entre las que incluye el derecho a la libre expresión". El tribunal recuerda al acusado que las Fuerzas Armadas se rigen bajo el principio de "disciplina, jerarquía y unidad" y que siempre están sometidas a la del Ejército.
El tribunal señala que el suboficial tenía otros medios internos para denunciar el estado de las naves sin la necesidad de expresarlo a través de las redes sociales.
