Los alérgicos a las gramíneas tendrán una primavera leve debido a la ausencia de lluvias de este invierno, después de que los primeros meses del año hayan sido los más duros en los últimos 25 años para los alérgicos a las arizónicas y los cipreses.

Son datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmonulogía Clínica (SEAIC) que ha dado a conocer este jueves las previsiones de las concentraciones de pólenes de cara a esta primavera.

“Este año, la previsión para Baleares, Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia dibuja una primavera leve, que oscilará entre los 970 granos por metro cúbico de aire en Cartagena y los 1.503 granos en Murcia”, revela el doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC.

Estos próximos meses se prevén leves para los 7 millones de españoles que tienen alergia a las gramíneas, especialmente en el centro y norte peninsular (la primavera será por contra intensa en Extremadura y variará de muy leve a moderada en Andalucía).

La razón está, según ha explicado Moral, en que este invierno ha sido bastante seco, y de continuar la ausencia de lluvias las próximas semanas, se espera que los niveles de pólenes de las gramíneas se sitúen en niveles bajos (por debajo de los 4.000 granos por metro cúbico).

Por contra, el invierno ha sido especialmente duro para los alérgicos a las arizónicas y los cipreses, y en zonas como Madrid y Toledo las estaciones de medición han superado el récord de los últimos 25 años.

Se debe a que el otoño ha sido un 30 % más lluvioso que otros años, mientras que en invierno ha llovido un 50 % menos. Esto unido a las "brutales" oscilaciones térmicas con mínimas muy bajas y máximas muy por encima de lo normal, ha beneficiado a los cipreses y las arizónicas y la cantidad de polen ha sido muy superior a la de años anteriores.

Según ha explicado el presidente de la SEAIC, Antonio Valero, en España existen 8 millones de personas alérgicas al polen. La mayoría de ellos (el 80 %) lo son a las gramíneas, el 60 % al olivo, el 50 % a las arizónicas y el 40 % al plátano de sombra.

Estos días está finalizando la época de concentración del polen de las arizónicas y comienza la del plátano de sombra que, según ha advertido Moral, de no haber lluvias en los próximos días, pueden registrarse niveles "muy elevados" como ha ocurrido con los cipreses y las arizónicas.

A mediados de abril y hasta mitad de junio, aproximadamente, toca el turno de las gramíneas.

"Si no se producen lluvias en un mes, la concentración de polen de cara a esta primavera será muy buena para los alérgicos" y los síntomas serán leves, excepto en Extremadura, ha señalado Valero.

Así, se prevé una primavera muy leve en Canarias, leve en la cornisa cantábrica, litoral mediterráneo y centro peninsular, e intensa en Extremadura, mientras que Andalucía oscilará entre los niveles muy leves de Almería y los moderados en Sevilla.

Valero ha recalcado que en los últimos años se viene observando un aumento de personas polialérgicas que acaban presentando síntomas durante la mayor parte del año y ha advertido también sobre el mayor número de niños menores de 4 años y de personas de más de 40 y 50 que debutan entre enero y marzo con alergia a los cipreses y arizónicas.

El presidente de la SEAIC ha detallado que en los últimos 10 años se ha duplicado el porcentaje de alérgicos: las gramíneas han pasado del 35 al 74 %, la arizónica del 9 al 23 %, el plátano de sombra y la salsola del 7 al 14 % y el olivo del 30 al 52 %.

Entre las causas de este aumento, Moral señala el efecto de la contaminación y del cambio climático sobre los pólenes, ya que la emisión de partículas procedentes de las calefacciones y de los motores diésel altera la estructura del polen haciendo que éste genere proteínas de estrés que les vuelve más agresivos.

Además, los altos niveles de contaminación de las ciudades favorecen el fenómeno de la inversión térmica que impide a los pólenes abandonar la atmósfera e incrementa el tiempo de exposición.

El cambio climático -por su parte- está alterando los ciclos de polinización de las plantas, aumentando el CO2 y la temperatura, fenómenos que adelantan el inicio y retrasan el final de su período de floración.