El cierre de la base de Norwegian en Palma que empezó con buena voluntad por parte de la empresa se ha enquistado hasta el punto que pilotos y tripulantes de cabina de pasajeros (TCP) denuncian "poca voluntad de negociación"por parte de la aerolínea. Los trabajadores, 38 pilotos y 64 TCP, enfrentan ahora un Expediente de Regulación Temporal de Emplo (ERTE). El 1 de abril, fecha del cierre, está a la vuelta de la esquina y entre los afectados hay "mucha ansiedad".

Tras conocerse a mediados de enero que por la difícil situación financiera de la compañía noruega se cerrarían tres bases en España, dos canarias y la mallorquina, Norwegian ofreció la movilidad a otras sedes para evitar despidos. Comenzó el proceso de negociación y con él, el enfrentamiento de la empresa con los representantes sindicales de USO y el Sepla.

La compañía "pretendía que optáramos voluntariamente a la movilidad para no tener que negociar indemnizaciones o medidas paliativas", explica Pedro Hernández, presidente del comité de empresa de Norwegian Baleares, delegado de USO. La aerolínea no ha tenido en cuenta las propuestas de ahorro que han propuesto, critica, entre ellas reducciones de jornadas, contratos fijos discontinuos o flexibilidad con los billetes de avión para poder regresar a sus casas. Para toda España, las medidas planteadas supondrían unos 900.000 euros.

Hernández dice que "en ningún momento" se les han explicado las causas para el proceso legal de movilidad forzosa, además de que critica que "no saben qué hacer con nosotros" y ahora se ha desembocado en el ERTE solo para la base de Palma, "que lo paga el erario público". "Su objetivo es deshacerse de los trabajadores a coste cero".

Tanto Hernández como el piloto Pierre Etienne Dornès, representante del Sepla muestran su desconcierto ante la afirmación de la empresa de que han optado por el ERTE tras tres semanas de negociaciones. Limitan los encuentros a apenas cinco días. "No aceptamos sus maneras para llegar sus fines", cuestiona Dornès. "Un cierre de base es brutal, queremos ayudas no solo económicas para que las familias puedan volver a sus casas", de ahí la flexibilidad que piden con los billetes o facilidad para reubicarse en las flotas de medio y largo radio.

Con el ERTE, efectivo desde la segunda semana de abril y por un periodo que puede alargarse doce meses, los trabajadores pasarían a estar en el paro o trabajando de forma intermitente en Norwegian o bien en otra compañía, aunque en este último caso "si nos llaman y no acudimos entenderían que abandonamos la empresa", dice Dornès.

Por su parte, Norwegian sostiene que no les queda otra alternativa que el ERTE. Todo esto, además, ha coincidido con la crisis que enfrenta por la suspensión de los vuelos del Boeing 737 MAX 8,la suspensión de los vuelos del Boeing 737 MAX 8 de los que la low cost tiene 18 en su flota, tras los dos accidentes con estos aparatos.