n "Si Ladaria hubiera sido procesado, habría sido condenado". La condena a seis meses de prisión al cardenal y arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, por encubrimiento de abusos a menores, vuelve a señalar al mallorquín de mayor rango en la jerarquía eclesiástica de la Iglesia, el cardenal y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Luis Ladaria. Después de la sentencia de la justicia francesa contra Barbarin, ayer reunido con el papa Francisco para presentarle su renuncia, la asociación de víctimas de abusos que ha llevado la acusación, La Parole Libérée, planea reactivar la causa contra el jesuita mallorquín, al entender que, sin la inmunidad diplomática invocada en octubre por el Vaticano, también habría sido condenado.

"La sentencia deja entender que Ladaria tiene una responsabilidad en este caso y que habría sido condenado si no se le hubiera apartado del proceso", señala François Devaux, portavoz de la plataforma La Parole Libérée que representa a las víctimas de los abusos en los años 80 y 90 del párroco Bernard Preynat, en declaraciones a este diario. Cabe recordar que esta asociación ya denunció al manacorí en la causa que juzga al cardenal y arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, después de que trascendiera que en 2014 este último contactó con Roma para saber cómo actuar tras tener conocimiento de los abusos sexuales de uno de sus párrocos por parte de una de las víctimas.

El encargado de contestar fue el mallorquín, que ordenó apartar al cura pero evitando que "trascendiera a la opinión pública". "La Congregación, después de haber estudiado cuidadosamente el caso del sacerdote de vuestra diócesis, ha decidido confiarle la toma de las medidas disciplinarias adecuadas, siempre evitando el escándalo público", decía la carta con la que contestaba Ladaria.

Sin embargo, el Vaticano apeló a la inmunidad diplomática de su cardenal en Roma para evitar que se sentara en el banquillo, argumentando que "los actos que se le atribuyen fueron cometidos dentro del ejercicio de sus funciones".

Ahora es precisamente esa comunicación la que ha sustentado la condena a Barbarin. "Una denuncia al fiscal de la República [francesa] hubiera podido contener exactamente la misma información que la trasladada a Roma", señala el juez. "La Congregación para la Doctrina de la Fe invitaba a evitar 'el escándalo público'", prosigue el magistrado, que observa que "esa fue la única prioridad" del cardenal francés y que "para preservar la institución a la que pertenece, no denunció los hechos ante la justicia".

"Es cuestión de tiempo"

"Lo que deja claro la sentencia es que es él [Ladaria] el que orienta a Barbarin", interpreta Devaux. Es por ello, que ahora las víctimas estudian la fórmula de sentar al mallorquín en el banquillo. "Se trata de actuar contra el propio Estado francés por esta inmunidad y ver cómo encaja en este caso después de la sentencia condenatoria", avanza Devaux. "Queremos hacerlo y es una cuestión de tiempo que lo hagamos", apunta, señalando que "lo que ahora necesitamos es recursos y dinero para hacerlo".

Mientras, las víctimas celebran una sentencia que califican de "victoria de la razón sobre lo sagrado". "Se constata que unas personas a quien se confía un deber sagrado han fallado. Es terrible para la institución"; valora Devaux.