Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

La fingida apuesta por la calidad

El turismo genera elevados dividendos que se reparten de forma muy desigual. Los hoteleros son los que más ganan, aunque solo les escucharán quejarse. También les va fenomenal a restauradores y empresarios de la noche, que tampoco están nunca contentos. Les va peor a los trabajadores que se emplean en esos hoteles, bares y restaurantes. Y mucho peor a los temporeros que están de paso y se dejan la mitad del sueldo en el alquiler.

En Balears siempre ha habido una brecha insalvable entre los que se enriquecen con el turismo y los que viven de él, a menudo gracias a trabajos precarios, sueldos exiguos y jornadas laborales sin horarios. Esa brecha nunca desaparecerá, pero el histórico convenio de la hostelería firmado en 2017 ha sido la única herramienta efectiva para reducirla y permitir que miles de trabajadores que sostienen esta lucrativa industria reciban a cambio salarios dignos.

Sin embargo, en el sector hay nervios porque este año toca pagar otro 5% de la subida prevista -hasta un 17% en 2021- y los empresarios presagian una temporada alta más modesta que las anteriores en cuanto a visitantes e ingresos. Menos turistas y más costes salariales no sería un problema si el sector se hubiera creído lo de la apuesta por la calidad. Pero como el modelo sigue basándose en llenar habitaciones, puede que más de uno tenga problemas.

Hoteleros y empresarios firmaron el convenio en plena resaca de un verano que saturó la isla y llenó cajas registradoras, pero poco después recibieron dos disgustos: la subida de la ecotasa en temporada alta y la recuperación de destinos competidores como Egipto y Turquía. Todo conspira para que el sector vire por fin a un modelo que premie la calidad, pero nadie se da por enterado.

Compartir el artículo

stats