Vivir es decidir. De lo pequeño a lo grande, de lo aparentemente banal a lo claramente vital. Qué cómo, de qué trabajo, con quién me caso...

Para tomar una decisión, hay que afrontar una dosis de incertidumbre. ¿Cómo lo hacemos? ¿Qué procesos seguimos los humanos para decidir? ¿Qué nos afecta? Para saber cómo responder a estas preguntas, Tomás Lejarraga y otros dos economistas experimentales, comenzaron hace dos años a dar forma al Laboratorio de Ciencia de la Decisión de la Universitat, que se constituyó hace algo más de un año y en el que ahora trabajan una quincena de investigadores de perfiles variados al ser "un campo interdisciplinar".

Y es que, como señala Lejarraga, "se toman decisiones en todos los campos": en economía, empresa, consumo, nutrición, recursos humanos...

Este laboratorio (no entendido tanto como un espacio físico donde se hacen experimentos sino como un grupo de encuentro e intercambio) tratan de responder tres grandes preguntas sobre la toma de decisiones: ¿Qué es una buena decisión?, ¿Cómo decide la gente: qué información usa y cómo? y ¿Cómo se puede ayudar a la gente a tomar mejores decisiones?

Este grupo de investigadores sostiene que respondiendo a estos interrogantes "podremos crear las condiciones necesarias para que la gente tome mejores decisiones" en cualquier campo y sobre cualquier tema.