La voluntad de colaborar de mucha gente, una idea de éxito importada y la ilusión depositada en decenas de manos hacen que, desde unos troncos de madera inservibles en el bosque se creen los "lluquets", mecheros naturales destinados a encender el fuego, y además con suma eficacia.

En el año 2017, a raíz de un intercambio entre responsables del Centro Ocupacional Isla con homólogos alemanes, descubrieron la posibilidad de reciclar la madera sobrante de los bosques en algo diferente y novedoso, de ese germen nació la idea de crear los 'lluquets' en la isla'lluquets'. A partir de allí fue necesaria la colaboración de muchos actores para hacerlo realidad; IBANAT proporcionaría la madera necesaria, el aserradero Ca'n Just transformaría el material en pequeños bloques manejables, Conventos de Mallorca cederían las velas de las que saca la parafina para recubrirlo y Melicotó diseñaría el envase que le diera toda la visibilidad posible al producto. Mediante una economía circular de aprovechamiento se conseguía crear un producto social y sostenible.

Pero, en el taller 3 del Centro Ocupacional Isla, desde donde atienden de forma integral a las personas con discapacidad intelectual desde el nacimiento y durante su trayectoria vital, es donde se hacen realidad los 'lluquets'. Manos ya experimentadas cortan con firmeza los tacos de madera en pequeñas astillas, colocan detalladamente el resultado en moldes circulares, asientan su estructura con un doble lazo y colocan la mecha con precisión. El lluquet ya está listo para ser sumergido en parafina y ejercer su función con total eficacia.

Este miércoles, las personas tras estas manos han recibido la visita del conseller de Medi Ambient, Agricultura i Pesca, Vicenç Vidal, y diferentes representantes de IBANAT y el aserradero de Ca'n Just en su taller ocupacional. Llegan con la intención de ver de primera mano el trabajo que se hace en el centro y formalizar en próximas fechas el acuerdo que tienen en forma de convenio regular. Una jornada de nervios para los usuarios en la que se ha podido comprobar el resultado de la colaboración de todas las instituciones no solo en un producto sostenible, sino también como un medio para que los usuarios del centro trabajen en equipo y con concentración con el fin de realizar un gran trabajo en cada lluquet que crean.

Toni Sureda, monitor del taller, ayuda a que cada persona se sienta involucrada en el proyecto y focalicen sus voluntades en hacer el mejor trabajo posible y que se sientan orgullosos de cada lluquet creado, lo que se refleja en el ímpetu que le dedican los usuarios a cada pieza. No se siente como un trabajo, sino como un proceso de autorrealización con un resultado muy positivo. Por ello, en nada toca salir al jardín para sentir la tierra en las manos, y celebrar un cumpleaños, que alguien cumple 31 años y toca celebrarlo.

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