En Burgos es posible comprar un piso de casi cien metros cuadrados por unos 90.000 euros. En Palma no se encuentra nada por menos del doble.

Los problemas de la vivienda son distintos y distantes según la demanda existente. Resulta que la capital castellana apenas atrae nuevos habitantes y, en cambio, la isla sufre una sobredemanda de personas en busca de un hogar, sea porque aquí es donde han encontrado un trabajo para sobrevivir o un paraíso en el que vivir.

Los pisos vacíos son pecado en una región donde las dificultades para encontrar un techo y los elevados precios de la compra o el alquiler alejan a funcionarios y profesionales de todo tipo.

Sorprende las reticencias, al parecer superadas, del Gobierno central a la ley balear que pretende que los grandes tenedores de pisos -básicamente bancos y fondos buitre- los cedan para que entren en el mercado cuando lleven más de dos años vacíos. Llama la atención porque la medida solo introducirá en el circuito del alquiler 859 casas de 45 propietarios. Y, sobre todo, porque Europa hace décadas que combate con armas de distinto calibre esta plaga.

En Holanda es legal ocupar un piso cuando lleva más de un año desocupado. Alemania sanciona y expropia, temporal o definitivamente. Los dueños son multados en Dinamarca si alguna de sus propiedades lleva más de seis semanas vacía sin haber avisado a la Administración. Francia y Reino Unido prevén la incautación de casas vacías...

El Govern quiere incrementar la lista de pisos en circulación. Las políticas de sanciones buscan acongojar. Sin embargo, el palo siempre se justifica mejor si antes se ha ofrecido la zanahoria. Y las políticas de vivienda suman años de olvido y errores en la isla.