P ¿En qué momento está la investigación sobre el cáncer

R Sigue evolucionando. Poco a poco para lo que querría la gente pero la ciencia tiene su tempo y sus pasos, requiere comprobación. En los últimos 50 años los avances han sido espectaculares e irán a más, las herramientas han mejorado mucho.

P ¿Acabaremos ganando?

R En los 80 cáncer era una palabra que asustaba muchísimo, era sinónimo de muerte. Es duro a nivel personal, pero a nivel científico es apasionante de estudiar, es una consecuencia de nuestra evolución. Nuestros genes cambian y a veces no es para mejor. Ahora trabajamos para mejorar el diagnóstico. La mejor manera de tratar el cáncer es, primero, evitar tenerlo: hay que hacer políticas públicas de prevención, promocionar la actividad física, no fumar...Segundo, detectarlo en fases muy precoces para poder extirparlo. Y si no es posible, pues tratar de encontrar medicamentos para paliar las consecuencias de las alteraciones en cuerpo. Y esto ya está pasando, la supervivencia ha aumentado muchísimo en varios tipos de cáncer, los pacientes se convierten en enfermos crónicos.

P ¿El caso Minerval

R Es muy delicado. Ha tocado mucho a la gente que hacemos temas de cáncer. Hemos de ser serios. Yo por eso siempre voy muy alerta cuando hablo de cáncer.

P ¿Cuál es su línea de investigación?

R Investigo sobre el cáncer de mama, que es el mayoritario en las mujeres, y el de colon, el que tiene más incidencia entre la población general. Para el cáncer de colon colaboramos con el hospital de Inca en un sistema para mejorar la detección precoz. Para ponerlo en marcha hemos lanzado un fundraising [campaña de recaudación de fondos] con aportaciones de empresas del municipio, algún ayuntamiento y particulares. Con el de mama nos centramos más en ver qué está pasando, qué tipos hay, porque no hay uno solo, y cómo tratarlos.

P El 'fundraising' aún no es frecuente en España, ¿por qué es importante que la sociedad se implique en la investigación?

R Para encontrar una solución a enfermedades como el cáncer hacen falta decisiones valientes, como aportar dinero para que un grupo pueda al menos arrancar. En las primeras fases no habrá resultados, hace falta una inversión inical para tener resultados que igual llegarán diez años después. La gente que tiene cáncer quiere soluciones, pero sabe que hay que invertir en investigación. Y con medidas como los fundraising pueden y sienten que participan en la lucha. Hay una asociación de Santa Maria, Caminar per viure, de mujeres que han tenido cáncer de mama. Se ayudan, hacen actividades y recaudan dinero y el otro día nos dieron ese dinero. Eso hace que se enfrenten mejor a la enfermedad. No solo son pacientes, son agentes activos. Además, la implicación de la sociedad también es importante porque la gente joven que tiene ganas de contribuir a luchar contra esta enfermedad desde la investigación necesita ayuda para seguir formándose, haciendo tesis... Son jóvenes que se sacrifican y van a contracorriente de estos tiempos actuales en los que la cultura del esfuerzo se está perdiendo y hay que favorecer que sigan investigando.

P Pese a todo, la responsabilidad principal de invertir en ciencia e investigación es de las administraciones públicas, ¿se ha recuperado el sector de los recortes hechos duante la crisis?

R No, no hemos vuelto a los niveles de antes, hay muchos investigadores que se han ido a la calle. Entiendo que la investigación en tiempos de gran crisis deje de ser una prioridad, pero un país ha de luchar por formar a su gente y retenerla. Con la crisis hemos exportado, y perdido a mucha gente muy buena, tenemos que intentar que vuelvan. Y durante la crisis en la investigación lo han pasado peor las mujeres que los hombres.

P ¿Cómo es la situación de la mujer científica?

R Peor que la del hombre. No es una percepción, los datos demuestran que lo tenemos más difícil: hay más mujeres que hombres estudiando carrera y máster y haciendo el doctorado, pero en el momento de investigar y pasar a formar parte de la plantilla llegan menos y cuando piden proyectos, tienen una tasa de éxito más baja, cuatro o cinco puntos por debajo, pese a estar teóricamente más formadas, tener una cultura de esfuerzo mayor e incluso en algunos casos en convocatorias que dan puntos a los proyectos presentados por mujeres.

P Se ha denunciado que hasta hace poco en investigaciones de salud se tomaba solo en cuenta el cuerpo masculino como referencia, ¿sigue pasando?

R No se tenía en cuenta que mujeres y hombres tienen diferencias de funcionamiento metabólico. Los medicamentos se probababan muchas veces solo en hombres. Ahora ya ven que hay que probar en mujeres y hombres, lo que da variabilidad. Respondemos de manera distinta y no necesitamos el mismo tratamiento.

P Además de la falta de inversión, ¿el otro gran enemigo de la investigación es la burocracia?

R Espero que el cambio aprobado hace poco por el Consejo de Ministros sirva para agilizarlo todo. La gestión del dinero se ha complicado muchísimo, nos hacen pasar tantísimos filtros, he de justificar cada céntimo que gasto. La burocracia se ha vuelto tan grande que a veces dan ganas de decir 'pues para qué, ni lo intento'.

P Es impulsora del exitoso programa 'Ciència per a Tothom', para fomentar las vocaciones científicas entre los jóvenes ¿Somos una sociedad analfabeta en términos científicos?

R A ver, todos tenemos diferentes intereses y a algunos nos gusta la ciencia, y somos un poco 'frikis'. Pero sí que en la sociedad actual no vamos a mirar 'detrás', no procesamos la información ni la analizamos como antes. Ahora leemos en cualquier momento y no procesamos ni la información científica, ni la literaria, ni la artística... Hemos de empezar a pensar y ser críticos. En un momento de 'posverdades' la gente tiene que aprender saber ver la realidad de manera crítica, en ciencia, nutrición, política... Se dicen tantas tonterías, por ejemplo estos días con el 8M: la gente no entiende la lucha feminista. Algunos dicen que es una guerra: no, yo quiero tener los mismos privilegios que los hombres, no quitárselos. Yo he llegado a muchos sitios donde no han llegado las mujeres y no me daba cuenta de que había tenido que luchar más para conseguirlo. Pero ahora lo veo y no es justo. Me he pasado toda la vida teniendo que demostrar que lo podía hacer, haciendo un esfuerzo añadido.

P Es vicedecana de la facultad de Medicina, donde la inmensa mayoría de estudiantes son chicas.

R A la hora de elegir los estudios nos fijamos en los roles que hemos visto de pequeñas y las mujeres tienen asociado ese rol de cuidadoras, empáticas, de querer ayudar... Es algo cultural pero también de evolución. En el caso de Medicina, influye también que las chicas obtienen por lo general notas más altas y en estos estudios se entra por nota.

P ¿Qué supone para Balears tener esta facultad?

R Genera un importante núcleo para que la investigación en biomedicina pueda ir creciendo.

P En plena crisis impulsó la Fundació Universitat Solidària Illes Balears para ayudar a alumnos con dificultades para pagar la matrícula, ¿qué la motivó?

R Durante la crisis pensé que yo tenía que hacer algo, ayudar y retornar a la sociedad lo que me había dado ya que yo estoy donde estoy porque alguien decidió montar la UIB. Si no la hubieran montado, yo, y muchas mujeres más, no hubiéramos podido estudiar una carrera. Esta reflexión coincidió con que un día vi que el nombre de un alumno había desaparecido de la lista, y resultó que era porque no había podido pagar la matrícula porque sus padres se habían quedado en el paro. Adenás se subieron los requisitos para solicitar beca. Y decidí hacer algo. La Universitat, el Banco Santander y Colonya nos ayudan, pero no hacemos caridad: si les ayudamos a pagar la matrícula, ellos a cambio han de dedicar una serie de horas en alguna ONG. Desde entonces hemos ayudado a seguir estudiando a unos 40 alumnos.

P Ahora han bajado las tarifas universitarias, la UIB da ayudas por dificultades económicas y se supone que hemos salido de la crisis, ¿sigue habiendo estudiantes que no pueden pagar la matrícula?

R Sí, la semana que viene volveramos a dar ayudas. Hay dificultades que son estructurales, los sueldos no son lo que eran antes. Y el coste no es solo la matrícula: el transporte, la comida... Hay muchas casuísticas. Por ejemplo a mí me sorprendió el perfil de gente que dejó los estudios para ir a trabajar y que con la crisis se quedó sin trabajo y decidió ir a la univerdad, 'para que esto no me vuelva a pasar'. Pero claro estaban en paro y en malas condiciones y necesitaban ayuda para la matrícula. Les ayudamos y consiguieron acabar el grado y eso es lo que más satisfacción me da, ver que acaban y tienen más oportunidades.

P ¿Ven casos de hijos de 'trabajadores pobres', que pese a tener trabajo no pueden afrontar pagos como la matrícula?

R Sí, no les llega. Además muchos alumnos están en entornos inadecuados, con situaciones familiares muy complicadas... y eso les complica el estudiar y aprobarlo todo.

P Desde 2017 es miembro de la Reial Acadèmia de Medicina, ¿cuántas mujeres hay?

R Ahora entrará la cuarta mujer, de un total de 25 miembros. Fui la primera mujer licenciada de la UIB que ingresó. No soy médico y eso hace también que sea complicado. El día del nombramiento fue importante. Estuve con muchas amigas mujeres, y también con Paco García, mi compañero de docencia, que murió dos meses después de cáncer de páncreas, que tiene unos índices muy malos de supervivencia. Por eso, ahora presentaré un proyecto sobre este cáncer y colaboraremos con el equipo de Digestivo de Son Llàtzer, lo intentaremos por Paco.

P Ha hecho unos cuantos agujeros en el techo de cristal.

R Vamos consiguiendo abrir puertas. También fui la primera mujer catedrática de bioquímica y biología molecular aquí. Yo en el momento no me di cuenta. Lo miras después y dices: 'ah, mira, lo que he hecho'. En nuestro departamento ahora hay más mujeres que hombres, también más catedráticas, aunque no es para nada lo normal. Yo ahora estoy participando en jornadas como las que se hicieron el otro día en la UIB sobre la perspectiva de género en la investigación. No me gusta mucho hablar en público, pero creo que por responsabilidad tenemos que dar referencias a otras mujeres.