Cualquier pronóstico, evaluación o interpretación de mercado que puedan hacer los hoteleros mallorquines debe ser contrastada con la visión de homólogos o aliados exteriores. Solo así podrá tenerse una aproximación veraz a la realidad.
Fieles a su costumbre, las empresas turísticas de Mallorca se han llevado este año a la ITB de Berlín un equipaje repleto de pesimismo y malos augurios. El miércoles no tuvieron reparo alguno en desplegarlo ante autoridades insulares y foráneas. Sus agravios quedaron devaluados sin embargo ayer mismo cuando los turoperadores alemanes, con la única excepción del representante de Thomas Cook, argumentaron que la ecotasa no tiene etiqueta negativa y sacaron una cartera de reservas muy semejante a la del año pasado. Mallorca, por lo visto, logra vivir sin dramatismo, a pesar de la competencia del Mediterráneo occidental y puede seguir avanzando con lentitud hacia un turismo un poco sostenible y de mayor calidad.
