"Hablar de conciliar vida laboral y familiar queda muy bien, pero la realidad es muy diferente". Lola Gabaldón y Mónica Otero son dos madres solteras obligadas a superar los obstáculos cotidianos y los añadidos a su condición de familias monoparentales. Tampoco resulta fácil para las científicas Roberta Zambrini y Mar Leza porque, lamentan, en su entorno laboral la maternidad "penaliza".

Estas cuatro mujeres forman parte de dos colectivos en los que conciliar supone avanzar cuesta arriba, condicionadas a menudo por una normativa que empatiza poco o nada con sus necesidades. Conversan con este diario sobre igualdad y su papel en la sociedad en la previa de otro 8M de reivindicación feministaotro 8M de reivindicación feminista.

"No nos sentimos especiales, somos como cualquier otra madre. Cada familia tiene sus dificultades, y cada mujer es un mundo", advierten Otero y Gabaldón, madres de un niño y una niña de corta edad respectivamente. Son dos de las casi diez mil familias monoparentales que se contabilizan en Balears -la gran mayoría encabezadas por mujeres- y reclaman una ley con la que superar las dificultades que se encuentran en su día a día.

Recortarse el sueldo

Otero es enfermera y madre de un niño de pocos meses. "No tenemos familia en Mallorca y en nuestro caso la conciliación pasa por recortarnos el sueldo. Yo trabajo por turnos. Tengo la suerte de tener una escoleta en mi puesto de trabajo, pero no cubre toda mi jornada y tengo que contratar a alguien para que me ayude", explica.

"Durante los tres primeros años del bebé tienes una reducción bonificada. A partir de ahí te van reduciendo el sueldo", interviene Gabaldón, madre de una niña de cuatro años. Y lanza una pregunta común a todas las familias monoparentales: "Nosotras hacemos el rol de papá y mamá, ¿por qué no podemos asumir más semanas de permiso por paternidad?".

Reclaman una normativa específica que reconozca su singularidad. "En mi puesto de trabajo no tengo ninguna ventaja con respecto a un compañero que no tenga hijos. Si quiero tener una ventaja, me la tengo que quitar del sueldo. Y eso en nuestro caso es un agravante porque solo ingresamos un sueldo, no dos", subraya Gabaldón, trabajadora social en la administración pública.

"No se está poniendo el foco en el cuidado y el bienestar del bebé", critica Otero. "Si el niño está enfermo tienes que cogerte un día libre. Y tampoco nos facilitan la lactancia. La OMS recomienda seis meses, pero tú te tienes que incorporar al trabajo a las dieciséis semanas. Yo he tenido la suerte de poder completar esos seis meses, pero conozco a muchas madres que han tenido que volver al trabajo porque si no las echan, o porque son imprescindibles en su puesto", señala esta enfermera.

Pese a sus dificultades para conciliar, las dos mujeres se felicitan porque su situación no ha perjudicado sus respectivas carreras profesionales. Pero Gabaldón advierte de "un sector crítico" con las madres que se reincorporan a su trabajo después de agotar su baja por maternidad. "Hay una tendencia a lo que se llama crianza respetuosa o con apego, que en la práctica se traduce en que la madre deje de trabajar. Pero eso a lo mejor choca con mi criterio de felicidad, al margen de que en nuestro caso es imprescindible porque no tenemos otros ingresos. En general hay más presión hacia las mamás que trabajamos", destaca esta tarbajadora social.

Mónica Otero y Lola Gabaldón piden más facilidades para las madres solteras. MANU MIELNIEZUK

Ambas terminan con un ruego: "Que revisen los criterios de conciliación de la vida laboral y familiar teniendo en cuenta las necesidades del niño en cada etapa. Y que favorezcan que la promoción de la mujer sea compatible con ser madre para no encontrarte en la tesitura de tener que elegir entre tener hijos y rendir en tu trabajo".

La ciencia también es un ecosistema hostil para la conciliación. "¿Una investigadora tiene que elegir entre ser madre o llegar lo más lejos posible en su carrera? La respuesta es sí, aunque mi respuesta fue no. Los datos no permiten negar que hay un problema", valora Zambrini, científica titular del CSIC que actualmente desarrolla su trabajo en la UIB.

Esta física cita un clarificador informe de la revista Nature. "Estudiaron a un grupo de jóvenes durante cinco años. Transcurrido ese periodo de tiempo una parte de ellos tuvieron hijos. Pues bien, el estudio determinó que el 43% de las mujeres que fueron madres abandonaron su carrera profesional, un porcentaje muy superior al de los hombres", ilustra Zambrini.

Leza, investigadora y profesora de Biología en la UIB, explica por qué la maternidad "penaliza" a las mujeres en su ámbito laboral. "Mi pareja y yo tenemos la misma edad y ambos somos científicos. Yo voy a tener más baja maternal que él baja paternal. Eso se verá reflejado en los sexenios, que es un periodo de tiempo en el que te evalúan seis años de trabajo. Imagina que los dos pedimos el sexenio a la vez, y yo durante ese tiempo tengo dos bajas por maternidad. ¿Cómo se va a comparar mi sexenio con el suyo? Yo he tenido que parar mucho más tiempo que él y obviamente mi capacidad de trabajo va a ser mucho menor", ilustra.

Periodos de baja iguales

"Durante ese sexenio tú no tienes una casilla en la que puedas marcar 'he parado porque he tenido hijos, no porque me ha dado la gana'. La maternidad no se tiene en cuenta", abunda esta investigadora.

"Una posibilidad es modificar esos baremos", interviene Zambrini. "Pero otra desde luego tiene que ser que se implique toda la familia, las dos partes, para dedicar tiempo a los cuidados tanto de los hijos como de los enfermos y las personas dependientes", añade.

Mar Leza y Roberta Zambrini lamentan que a menudo hay que elegir entre carrera y maternidad. M.M.

Ambas forman parte de la plataforma 11F Balears, un colectivo de científicas que nació el año pasado para promover iniciativas con el objetivo de romper la brecha de género y el techo de cristal en el mundo de la ciencia y la tecnología.

La maternidad penaliza y además "llega más tarde", apunta Lorenza Carrasco, ingeniera y directora de la Escuela Politécnica. "El tiempo de formación es más largo, y las mujeres cuanto más formadas están, más tarde se meten en la maternidad. Hablamos de carreras largas que normalmente se complementan con un máster o un doctorado", señala Carrasco.

Piden que el periodo de baja sea igual para hombres y mujeres como vacuna para evitar futuros agravios. "Si tienes que elegir entre un hombre y una mujer, en muchos casos quien hace la elección ve como un factor penalizante que la mujer tenga más baja maternal que el hombre. En el momento en el que iguales el periodo de baja, ese factor desaparecerá", destaca Leza.

La ciencia reserva a las mujeres algunas dificultades añadidas, pero las investigadoras animan a las más jóvenes a acercarse a su mundo. "No veo ningún obstáculo en la ciencia que pueda detener a una mujer. Primero tienen que aprender que les puede gustar. Y si les gusta, tienen que pelear por ello. La ciencia les va a abrir muchas opciones: viajar, aprender, estudiar y hacer todo tipo de trabajos interesantes", afirma Zambrini.

"Si quieres, puedes", indica Leza. Pero advierte: "Un estudio concluyó que a partir de los 6 años las niñas se ven menos brillantes que los niños, incluso pese a sacar mejores notas. Eso es algo que flota en el ambiente, no es intrínseco".

En la ciencia hay, como en otros sectores profesionales, un "machismo sutil" que persiste en el tiempo. "Estamos avanzando, pero demasiado lentamente. Tanto, que parece que no nos movamos", sentencia Carrasco.