El jefe del dispositivo de emergencias del Govern que atendió las inundaciones del pasado 9 de octubre en el Llevant de Mallorca llegó a pensar, en la madrugada del día siguiente, que el desastre iba a cobrarse alrededor de medio centenar de víctimas mortales, dado el alto número de extranjeros que andaban por la zona, según reconoció ayer en la UIB el mencionado Joan Pol. El salón de actos del edificio Arxiduc Lluís Salvador fue escenario ayer de un interesante seminario internacional sobre Planificación y Gestión del Riesgo de Inundaciones en Ambientes Mediterráneos, organizado por el Institut d'Investigacions Agroambientals i d'Economia de l'Aigua (Inagea), centrado en las inundaciones de Sant Llorenç.

Joan Pol vivió en primera persona y desde una privilegiada y arriesgada situación la respuesta de los servicios de emergencia ante un desastre, inesperado y cuya real magnitud no se supo hasta muchas horas después.

"El episodio más grave se vivió a las 19.02 horas (del día 9) en Sant Llorenç y en pocos minutos se fue extendiendo hacia Artà, Canyamel y otras localidades vecinas", explicó el experto como punto de partida. "Los trece muertos se produjeron en esos primeros minutos y después conseguimos salvar a 342 personas, de las que ninguna murió".

Pol, con décadas de experiencia en emergencias, confesó ayer que su servicio carecía de información previa al desastre sobre la magnitud de aquel fenómeno meteorológico adverso y su posible evolución, datos que eran claves para evaluar la situación y planificar la respuesta.

El jefe de Emergencias resaltó cómo en las primeras horas, y debido al corte de las comunicaciones terrestres y telefónicas en la zona, se sabía que lo ocurrido era grave, pero se ignoraban sus consecuencias reales. "Nadie reportaba incidencias porque no había comunicaciones", rememoró.

Seguridad de los voluntarios

El técnico desgranó al detalle lo ocurrido en aquella larga noche y en los días siguientes de búsqueda de los desaparecidos e inicio de las tareas de vuelta a la normalidad de la zona devastada.

"No dejamos entrar a los voluntarios en la zona afectada de Sant Llorenç porque la prioridad en las primeras horas era evitar nuevos daños humanos", señaló Pol en relación a una polémica que se suscitó en aquellos días.

El responsable del dispositivo contó alguna curiosa anécdota de aquellas jornadas: "Dimos prioridad a que los rescatados y albergados en centros de acogida comieran caliente, mientras que nosotros comimos frío hasta que pudimos comer caliente". Pol alabó las previsiones sobre inundaciones plasmadas en el Plan Inumbal, elaborado entre 2005 y 2006, pero lamentó que uno de los pilares de suministro de información, el seguimiento pluviohidrológico, no existe todavía.

María J. Guerrero: "Nunca hay que descuidarse con el tiempo"

María José Guerrero, delegada territorial en Balears de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), fue otra de las ponentes del seminario internacional de la UIB sobre planificación y riesgo de inundaciones en el Mediterráneo. Guerrero repitió varias veces durante su intervención que "no debemos descuidarnos nunca sobre las previsiones meteorológicas y si hay riesgo de lluvias torrenciales con alerta amarilla, por ejemplo, debemos pensar que puntualmente pueden ser más intensas".

La veterana meteoróloga insistió también en que, pese al avance de los modelos numéricos y de las fuentes de información sobre el tiempo, "siempre son previsiones y nos movemos en el campo de las posibilidades".

Guerrero describió las herramientas de las que dispone la Aemet para sus pronósticos, que ahora llegan a una precisión de entre 2,5 y 9 kilómetros, lo que impide avanzar fenómenos de más corto alcance, como los tornados.

María José Guerrero aventuró que el Mediterráneo en los próximos años va a seguir experimentado un aumento de las temperaturas y un ligero descenso de las lluvias, auque algunas seguirán siendo torrenciales.

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