Yerling Aguilera y Jessica Cisneros ejercen su activismo sobre todo a través de las redes sociales, donde informan -y se informan-, se mantienen en contacto con otros activistas y ponen en común nuevas movilizaciones.

Les cuesta despegar la mirada de sus teléfonos móviles. Quieren estar al tanto de todo lo que ocurre en su país centroamericano, donde permanecen amigos y familiares. "Son sobre todo los más jóvenes los que están poniendo la carne en el asador. Y son también quienes están sufriendo mayoritariamente cárcel, detenciones y todo tipo de violaciones de los derechos humanos. Ellas mismas están viviendo todo este proceso con mucha tensión", explica un amigo de las dos activistas nicaragüenses en Mallorca.