Marcos Torres, el artista gráfico ibicenco al que una empresa del mallorquín Bartolomé Cursach pirateó uno de sus diseños para venderlo de forma ilícita, animó ayer a otros creadores que se hallen en la misma situación a denunciar estos hechos ante los tribunales para proteger su esfuerzo y sus derechos. «Que mi caso sirva como aviso para navegantes; la forma segura de perder es no hacer nada», señaló.

Torres admitió sentir «una sensación de alivio» después de que los tribunales hayan condenado a Cursach a indemnizarle con casi 26.000 euros por apropiarse de su obra, concretamente de la creación 'My babe shot me down', que el mallorquín estampó en camisetas que luego vendía en su discoteca de Magaluf.

Sin embargo, esta compensación no impide que el artista ibicenco haya pasado «un verdadero vía crucis para denunciar estos hechos». Torres dijo que ha tenido que superar tres años de continuos pleitos, viajes y gastos económicos para hacer frente a la defensa de sus derechos.

«He gastado unos 6.000 euros en todo este tiempo, pero lo denuncié por una cuestión de principios. Aunque me haya tenido que enfrentar a una empresa de esa envergadura, este era un asunto que no podía permitir», señaló el artista.

En realidad, y aunque Torres se ha encontrado en muchas ocasiones con casos de uso indebido de sus obras, esta es la primera vez en que lleva a alguien a los tribunales. «La verdad es que siempre basta una simple llamada mía o del abogado, o una disculpa o un acuerdo, para solucionar el caso, pero esta vez no fue así», añadió.

«Te pasas años para que se valore tu obra y se cotice el trabajo que haces, y de repente aparece una persona que se pone a regalar ese trabajo», relató.

Fue la hermana de Torres la que vio una camiseta con este diseño en el aeropuerto de Palma y con el logo de la citada discoteca.

CONTENIDO_RELACIONADO

  • Condenan a Cursach por explotar un diseño sin permiso de su autor

FIN_CONTENIDO_RELACIONADO