La jornada internacional sobre el turismo de borrachera celebrada ayer en la UIB contó con un amplio abanico de profesionales del turismo, además de activistas contra el abuso del consumo de alcohol y drogas. Pese a la destacada ausencia de Aena -el gestor gana mucho dinero con la venta de alcohol en los aeropuertos-, los ponentes brindaron un debate abierto e interesante, aunque falto de propuestas concretas.

La organización siguió un orden cronológico. La primera mesa de debate se ocupó del consumo de alcohol en el avión y en el aeropuerto. La segunda abundó en la problemática en el destino, sobre todo platja de Palma y Magaluf.

Y una particularidad. La organización garantizó el anonimato de los ponentes -no aparecerán sus nombres en el informe de conclusiones que se redacte en las próximas semanas- para facilitar un debate más franco.

Los diferentes representantes policiales apostaron por una política de tolerancia cero con prohibiciones en aviones y aeropuertos, y restricciones en las zonas de ocio. Los hoteleros, por su parte, pidieron poner el foco "en el origen" con campañas de información.

Todos los profesionales coincidieron en reclamar a la administración que legisle para controlar la venta de alcohol. "Aunque les cueste votos", aclaró un agente.