—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Ha hecho la quiniela del proceso al 'procés'?"

—Ufff, soy incapaz de acertar los resultados electorales, imagínate los judiciales. Condenas habrá, porque se ha mantenido a personas en prisión, otra cosa es su duración. Pueden ser con salida inmediata de la cárcel o muy largas.

—¿En Cataluña no se puede juzgar ni escribir con "imparcialidad", como dice la fiscalía de la Audiencia?

—Por supuesto que se puede hacer, pero al abordar una cuestión con una componente sentimental tan elevada, es difícil separar lo que piensas de lo que sientes.

—¿Pensaba haber escrito el superventas del 'procés'?

—Qué va, pensaba que se venderían pocos ejemplares. El naufragio salió un año después, y se habían escrito muchos libros sobre el procés. Pensé que sería uno más, sin un éxito tan importante que creo que se debe a haber contado lo que ocurrió con el máximo detalle y contextualizándolo.

—'El naufragio' es el día después del referéndum.

—El naufragio es la imposibilidad o incapacidad de todo el Estado, incluida la Generalitat y el aparato judicial, de encontrarle solución a un conflicto político. Partí de las metáforas náuticas que utilizaba Artur Mas.

—¿Son presos políticos?

—No utilizo esta expresión, porque implicaría que vivimos en una dictadura o un régimen autoritario. Los jueces son criticables y la cúpula judicial tiene actuaciones incomprensibles, pero esto no es Venezuela ni Rusia.

—No veo a Felipe VI ganador de esta contienda.

—El Rey decidió intervenir de una manera que no fue la más favorable a su imagen o a fortalecer su posición. Olvidó que una parte importante de los catalanes no se sentían reflejados en un discurso dirigido a todos. Si Rajoy hubiera asumido un papel más relevante tras el 1O, el Rey se podría haber ahorrado la intervención que tantos disgustos le ha dado.

—¿Se vio independiente algún día?

—En los primeros años de esta década, el independentismo parecía un fenómeno imparable, porque impuso un relato rotundo y preponderante en la sociedad catalana. Esa imagen se compensó posteriormente.

—¿Escribe desde la equidistancia?

—Ojalá, ¿no?, qué mejor aspiración para un periodista. Me parece un mérito, aunque la equidistancia se ha convertido en un insulto para algunos. Y sobre todo, analizar desde la distancia.

—Si Puigdemont convoca elecciones tras el 1O...

—Es una pregunta que no me he hecho nunca. Nos hubiéramos ahorrado el 155, el botón nuclear que se ha convertido en un recurso disponible y nocivo, porque significa cargarse el sistema por la puerta de atrás. Sin presos ni exiliados ni fugados, la situación sería bastante mejor.

—¿Oriol Junqueras ha dado marcha atrás?

—Ha hecho la reflexión implícita de que lo ocurrido en octubre de 2017 no le conduce a su objetivo y que el camino es otro, más lento aunque con la misma meta. Y quiere romper con seis años vinculado a la formación de centroderecha independentista, Convergència y sucesores.

—¿El valiente es Puigdemont o Junqueras?

—Valiente es quien decide lo mejor para su país al margen de las críticas, o sea que ninguno de los dos.

—¿'La Vanguardia' tendrá una directora?

—No lo creo de momento, espero que el director actual siga mucho tiempo. La Vanguardia es de propiedad familiar, y el editor tiene la última palabra. En el staff estamos varias mujeres, pero aún falta para lograr la igualdad, porque abundan más en la base que en la cúpula.

—¿Las tensiones exteriores se trasladan a la redacción?

—Más que las presiones que la gente imagina, procedentes de los gobiernos y poderes económicos, mandan las presiones populares, en las redes sociales o en las manifestaciones en que se insulta a los informadores. Esta redacción es un reflejo del país, con periodistas independentistas y otros que no lo son. Quienes nos compran también se reparten mitad y mitad. Nos han acusado de ser independentistas como si fuera algo terrible, y también de lo contrario. Si un medio es potente, puede sobrellevarlo.

—¿Vox pisará fuerte en Cataluña?

—Sí, también aquí contará con apoyo social. El PP ha desaparecido prácticamente en favor de Ciudadanos, pero los antiguos populares más beligerantes preferirán a Vox.

—Aznar dice que Cataluña se rompe antes que España.

—Si se refiere a que hay divisiones en el mundo independentista, es correcto. Esto no impide que siga habiendo grosso modo dos millones de catalanes que se consideran independentistas, y a quienes no se divide así como así. Aznar piensa en la vieja política, vehiculada por partidos.